El burro se considera un símbolo de trabajo, fuerza y nobleza. Un animal que puede desaparecer en los próximos años si continúa su explotación desmesurada y la poca preocupación del hombre por reproducir una especie que tiene mucho que ver con la historia de la independencia de América Latina.
La extinción del burro es uno de los efectos impensados de la modernización. En el mundo sólo quedan alrededor de 50 millones de burros y mulas. Tan sólo en México la cifra se ha reducido de unos 15 millones de ejemplares en 1991 a apenas 500.000 actualmente, según el portal Investigación y Desarrollo.
El burro no es considerado un espécimen de importancia y no ha recibido la atención de grupos conservadores de animales, como sucede con otras especies. Sin embargo, existen santuarios y zoológicos alrededor del mundo que se han encargado de salvaguardarlo.
Mientras que en países como España, Suiza e Inglaterra se crean granjas especializadas como santuarios de conservación, en México se continúa utilizándolo como animal de carga, a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
En el continente asiático se encuentran los zonas con mayor número de asnos. Países como Etiopía, Pakistán, China y Egipto poseen millones de ejemplares de esta especie, que aún se sigue usando como medio de transporte y herramienta de trabajo.
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