El Parlamento venezolano, de mayoría opositora, declarará este lunes a Nicolás Maduro en "abandono del cargo" de presidente, en víspera de que cumpla su cuarto año de mandato. Busca abrir la puerta a elecciones anticipadas, aunque las decisiones legislativas son consideradas nulas por la justicia, que responde al oficialismo.
Así, la oposición pretende que la medida logre remover al chavismo del poder en la fecha límite para conseguirlo, ya que cualquier proceso exitoso contra el mandatario posterior al 10 de enero significaría sólo su reemplazo por el vicepresidente.
La orden del día para la sesión, que se iniciará a las 14:30 hora local (18.30 GMT), es elocuente: su único punto es debatir "sobre el ejercicio constitucional del cargo" de presidente "y la necesidad de abrir una solución electoral a la crisis".
En una interpretación del "abandono del cargo", la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) acusa a Maduro de incumplir deberes que hundieron al país en una grave crisis, con severa escasez de alimentos y medicinas, una inflación que es la más alta del mundo y una criminalidad desbordada.
"¿Por qué no salimos de esta crisis? porque Maduro no está gobernando con la Constitución, sino fuera; está haciendo lo que le da la gana. La Constitución habla del derecho a la alimentación, a la salud, a la vida", afirmó Julio Borges, quien asumió el pasado jueves la presidencia del Parlamento, en relevo de Henry Ramos Allup.
Según la Constitución, si el Legislativo declara la "falta absoluta" del presidente antes de que cumpla su cuarto año de mandato, se convocará a elecciones en 30 días.
Alistándose para esta nueva etapa de confrontación, Maduro rearmó la semana pasada su gobierno y nombró a Tareck El Aissami, de 42 años y quien se dice "chavista radical", como vicepresidente, a quien el domingo puso al frente de lo que llamó un "comando antigolpe".
"Yo le pregunto a 'Cejota' -refiriéndose a las cejas de Borges-, ¿tú estás listo pa' la guerra?", dijo el domingo el presidente socialista, a quien la oposición buscó sacar del poder en 2016 con un referendo revocatorio, que el poder electoral frenó con argucias legales en favor del oficialismo.
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"Voy a delegar la batalla contra el golpe de Estado en un comando especial antigolpe, por la paz y la soberanía (…) que se dedique las 24 horas del día a tomar las medidas preventivas, legales y correctivas contra todos los sectores golpistas y terroristas a nivel interno", anunció Maduro en su programa semanal de televisión.
Analistas independientes advierten, no obstante, del enorme muro con que se puede estrellar la oposición: el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que declaró en "desacato" al Parlamento y nulas todas sus decisiones, en el punto de máxima tensión de un duro choque de poderes, por juramentar a tres diputados cuya elección fue suspendida por un supuesto fraude.
Aún así, la MUD lo intentará. "A pesar de las vagabunderías del TSJ, declararemos abandono de cargo de Maduro, porque es una realidad evidente", dijo el domingo Ramos Allup, para quien se incurre en esa falta cuando "un gobierno fallido no le ha satisfecho a los venezolanos sus necesidades básicas".
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