Uno de sus principales sueños es poder conducir un auto por primera vez. El problema es que desde hace 6 años no puede moverse de la cama, su peso de 590 kilos le impide a Juan Pedro, un mexicano de 33 años, realizar actividades cotidianas como salir a caminar, ir a la escuela o trabajar.
Desde noviembre pasado se sometió a un peligroso tratamiento para perder el 59% de su peso que le puede costar la vida. A pesar de ello, está dispuesto a enfrentar el riesgo porque se cansó de ver cómo pasaban los días en un cuarto postrado en una cama.
"Cuando tienes una enfermedad no tienes muchas cosas de metas y de eso, pero me gustaría manejar, tener un vehículo, no sé, hacer música y todo", dice en entrevista con Infobae.
Juan Pedro vive en el estado de Aguascalientes (Centro), su familia es de escasos recursos y para él todos estos años han pasado "en la cama, en un cuarto, dejando que pase el tiempo, estando triste, pues ha sido de batallar".
Desde niño enfrentó problemas de obesidad, pero ante la falta de recursos de su familia para que recibiera la atención médica adecuada a los 17 años ya tenía un peso de 290 kilos. A los 27 años, sufrió un accidente, del que no habla mucho, que le provocó lesiones en la mitad del cuerpo quitándole movilidad. Ahora sufre hipertiroidismo –con lo que su cuerpo en lugar de quemar calorías las absorbe-, diabetes tipo II, hipertensión y una enfermedad pulmonar compulsiva con carácter crónico.
Una dieta alta en carbohidratos y el sedentarismo agravaron su condición.
"Su peso normal debería de ser entre 90 a 100 kilos. Por cada kilo de más que tiene encima son de entre 3 a 5 meses menos de vida", comenta a Infobae José Antonio Castañeda Cruz, líder del grupo multidisciplinario de 10 médicos, entre cirujanos, psicólogos y nutricionistas, que de manera pro-bono están atendiendo el caso de Juan Pedro.
Castañeda Cruz explica que en este momento el tratamiento está en una primera etapa, en la que mediante una dieta mediterránea se pretende que el paciente baje 30 kilos para que se le pueda realizar la primera de dos operaciones.
La primera intervención consiste en removerle tres cuartas partes de estómago. Seis meses después se le colocaría un by pass gástrico con el que se espera que "pueda bajar lo más que se pueda".
"Es un desafío bastante grande. Es un reto, por eso lo estamos haciendo de una manera muy gradual y con los mínimos riesgos", señala el doctor.
A echarle ganas
A finales del año pasado, desesperado por si situación, Juan Pedro se comunicó a una televisora hispana en Estados Unidos para que conocieran su caso, la empresa contacto a la clínica que lo atiende, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco (Occidente), que al localizarse en un estado vecino, enfrentó el reto de trasladarlo para un primer chequeo general y después regresarlo a su casa.
"Es un problema moverlo de un lugar a otro. Buscamos el momento adecuado para que cuando se le mueva se hagan exámenes de laboratorio, visitas con algunas médicos… Porque no puede estar yendo y viniendo", señala el médico que en distintas ocasiones ha tenido también que trasladarse a Aguascalientes para realizar chequeos.
Hasta ahora se desconoce la cantidad de kilos que ha perdido en dos meses porque para pesarlo necesitan trasladarlo a Guadalajara, pero Juan afirma que se siente mejor tanto de ánimo como de salud.
"Estoy echándole muchas ganas, estoy en la mejor disposición, estoy haciendo todo lo posible por bajar de peso, hago las cosas como me están diciendo los nutriólogos y aquí estamos ¿cómo ves?", dice con optimismo.
En 2014, otro mexicano, Manuel Uribe Garza, quien pesaba 597 kilos, falleció luego de someterse a un tratamiento y haber perdido 300 kilos.
En 2015 falleció el también mexicano, Andrés Moreno, quien tenía un peso de 444 kilos. Su meta era perder 323 kilos, pero falleció de un infarto a miocardio. Al momento de su deceso ya podía bañarse sólo y usar calzado deportivo.
Andrés conoció el caso de Manuel y gracias a él se decidió a hacer pública su situación para pedir ayuda y también poder aspirar a levantarse de la cama a la que estaba atado por su sobrepeso.
Cuando se le pregunta a Juan Pedro si no tiene miedo de los riesgos que implica la serie de operaciones a las que se debe someter, recalca: "De todos modos tenia el riesgo de ponerme mal y no es tan fácil vivir así".
Su familia, especialmente su mamá, lo apoya en este proceso y también con los gastos que implica su manutención, aunque la mayoría de las veces falta el dinero.
"Yo quisiera trabajar", dice, "no he pensado estudiar nada hasta ver como acaba esto, no terminé la secundaria… Cuando tienes una enfermedad no tienes muchas metas, pero me gustaría manejar, tener un vehículo, hacer música y todo".
Cuando tienes una enfermedad no tienes muchas metas, pero me gustaría manejar, tener un vehículo, hacer música y todo
Llevarlo a un peso de entre 90 y 100 kilos tardará al menos 2 años, según explicó el cirujano, pero también considera que vale la pena todo el esfuerzo de Juan Pedro: "Sabemos todos que de no ser atendido su caso, iba a ser parte de la estadística de pacientes con obesidad extrema –datos del Ministerio de Salud en el país señalan que al año mueren 170.000 personas por problemas de obesidad, una de las cifras más altas a nivel mundial".
El tiempo corre
Mientras espera los primeros resultados notorios de su tratamiento, Juan Pedro pasa el tiempo con uno de sus pasatiempos favoritos: su guitarra, cantar y escuchar música.
Entre sus favoritos está el cantante de música ranchera Vicente Fernández y el grupo Pesado, un conjunto mexicano de música popular.
Se dice que es el hombre más obeso del mundo, pero eso no disminuye su optimismo. Antes de finalizar la entrevista pide ayuda y ánimo para continuar con su tratamiento, pero también llama a la gente reflexionar sobre lo que tienen y que después "le echen ganas, que hay esperanza, que no se rindan, que sigan adelante, esto no se acaba hasta que se acaba, sigan adelante".
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