El peso mexicano volvió a caer este miércoles con respecto al dólar a niveles históricos y se convirtió en la moneda más depreciada de lo que va del 2017, en medio de expectativas de una tensa relación comercial con el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, y una ola de saqueos provocados por el Gasolinazo.
En las operaciones del miércoles, la moneda estadounidense cerró a 21,5225 pesos y alcanzó una depreciación del 3,7% en lo va del año, según datos del Banco de México. La caída diaria de 47,25 centavos, o el 2,24%, es la más grande desde el 11 de noviembre de 2016, cuando la noticia de la victoria de Trump en las elecciones derrumbó a la divisa.
En tanto que en las cotizaciones del jueves, el dólar ya se comercializaba a 21,54 pesos mexicanos.
La moneda mexicana venía en caída con respecto al dólar desde la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos y había alcanzado un mínimo histórico el martes tras el anuncio de Ford sobre la cancelación de una millonaria inversión en México.
Así, se ubicó al tope del ranking de las divisas más depreciadas de 2017 en una lista de 31 monedas de países emergentes cotejadas con el dólar estadounidense, según informa el periódico El Financiero.
Superó de esta manera a las fuertes caídas de la lira turca y el peso argentino, que cayeron un 1,36% y 1,26% respectivamente.
La dura situación del peso se da también en el contexto del aumento de los precios del combustible, conocido como el Gasolinazo, y tras la publicación el miércoles de las minutas de diciembre de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
El esperado documento mostró la incertidumbre que reina en el organismo que controla las tasas de interés y la oferta monetaria sobre el futuro de la economía estadounidense bajo la dirección de la administración Trump.
La Fed, que en diciembre subió la tasa de interés de 0,5 a 0,75% a raíz de los resultados en las elecciones, llamó especial atención a las dudas que existen sobre los cambios en la política comercial y la expectativa por la desregulación y la baja de los impuestos corporativos.
En especial la suba de las tasas, que afecta las inversiones en México, trajo mayor presión sobre la moneda del país latinoamericano.
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