Un gesto desesperado de Enrique Peña Nieto, en crisis política y sin plan ante la llegada de Donald Trump

En medio de las protestas sociales por el gasolinazo, el presidente mexicano designó este miércoles como canciller al mismo ex ministro de Hacienda al que había echado en septiembre tras organizar la visita del entonces candidato republicano. Un volantazo ante la falta de un programa para lidiar con el cambio de mando en la Casa Blanca

Guardar
Donald Trump, en su visita
Donald Trump, en su visita a México de agosto pasado, junto al presidente Enrique Peña Nieto (AFP)

México no tiene un plan sólido para contrarrestar los efectos que tendrá la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. A unos días de que el republicano asuma, el país está "solo", "indefenso" y sin un plan de contingencia que proteja a la moneda, las inversiones y remesas, coincidieron expertos consultados por Infobae.

Trump dio el martes su primer golpe al amenazar a General Motors con imponerle altos impuestos por fabricar autos en México, con lo que logró que la automotriz Ford cancelara sus planes para construir una planta en el estado de San Luis Potosí (centro) que generaría 12.800 empleos directos e indirectos, así como una inversión por 1.600 millones de dólares, parte de lo cual se irá a Estados Unidos.

Y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, mostró este miércoles lo que se interpretó como "otra entrega a Trump", al nombrar al ex ministro de Hacienda Luis Videgaray Caso nuevo canciller. Videgaray renunció al Gabinete en septiembre del año pasado por haber organizado la visita del entonces candidato republicano a México.

También se le atribuye una relación cercana con el yerno de Trump, Jared Kushner, con quien se habría reunido en distintas ocasiones para dialogar sobre la relación bilateral.

El nombramiento "está claramente vinculado con el triunfo de Trump", expresó Gerardo Rodíguez Sánchez Lara, investigador del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad de las Américas en Puebla (UDLAP).

El próximo presidente de Estados Unidos, que asumirá sus funciones el 20 de enero, ha lanzado cinco advertencias que ponen en riesgo la estabilidad económica y social en México: la construcción de un muro en la frontera, eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la deportación inmediata de 11 millones de indocumentados –de los cuales se estima que 5 millones son mexicanos–, imponer un arancel de hasta un 35% a las importaciones de tierra azteca y gravar las remesas.

Gracias al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, por sus siglas en inglés), EEUU es el principal socio comercial de México, que envía el 80% de sus exportaciones al país del norte; las remesas son la principal fuente de ingresos del país, por encima de las exportaciones petroleras: en 2015 las exportaciones de hidrocarburo alcanzaron 23.432 millones de dólares, mientras que la entrada de dinero de connacionales llegó a 24.771 millones de dólares, según información del Banco de México (Central).

Enrique Peña Nieto con Luis
Enrique Peña Nieto con Luis Videgaray, el flamante canciller de México

En noviembre, la Secretaría de Relaciones Exteriores (Cancillería) lanzó 11 acciones inmediatas para proteger a los mexicanos de abusos de la próxima Administración estadounidense que básicamente se refieren a la ampliación de la atención consular, la expedición de documentos de identidad y un llamado a evitar todo tipo de confrontaciones. En materia económica, aún no existe un plan que se haya hecho público.

"Son medidas en la oscuridad, son un desastre, vamos a ciegas, estamos muy desprotegidos", señaló el politólogo José Fernández Santillán, del Tec de Monterrey, una de las principales universidades privadas de América Latina.

En diciembre, empresarios de México y Estados Unidos, sin la intervención de sus gobiernos, se reunieron para elaborar un plan de cinco acciones con la intención de proteger sus inversiones ante la llegada de Trump. Días después, los comerciantes anunciaron la integración de grupos de trabajo para identificar sus debilidades ante una eventual cancelación del TLCAN, "pero de parte del Gobierno no vemos todavía nada claro y el tiempo ya nos viene encima", dijo el académico.

La pasividad del gobierno mexicano ante el efecto Trump es motivo de críticas desde agosto del año pasado, cuando el republicano aún como candidato visitó al presidente Enrique Peña Nieto en la residencial oficial de Los Pinos, donde reiteró sus intenciones de construir el polémico muro cuyo costo pretende que corra a cargo de México.

Después de su reunión con Peña Nieto, Trump repuntó en las encuestas y provocó un caos en el país azteca, en medio del cual renunció el ministro de Hacienda, Luis Videgaray Caso, quien habría sido el organizador de la reunión.

"Peña Nieto cometió un gran error al invitar a Trump a México, aunque haya ganado, no era el papel del presidente contribuir mediáticamente a su victoria", expresó Raquel Saed, profesora de la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México.

De crisis en crisis

Después de la noticia por la cancelación de la planta de Ford, el ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, dio distintas entrevistas a medios de comunicación en las que fue cuestionado sobre la estrategia de México ante el gobierno de Trump.

Su respuesta fue que una vez que entre la nueva Administración en EEUU habrá la posibilidad de "un diálogo abierto" con las nuevas autoridades para actualizar la relación comercial.

"El gobierno mexicano cuenta con colaboradores muy experimentados en negociaciones comerciales y protección de migrantes. Además, están tan entrelazadas la dos economías de México y Estados Unidos que cualquier cambio brusco de política bilateral haría daño por igual a los dos países", consideró Andrew Selee, experto en relaciones bilaterales del Wilson Center de Washington DC.

Sin embargo, Saed afirmó que la falta de un plan integral para enfrentar cualquier tipo de riesgo que signifique la presidencia de Donald Trump es la confirmación de la crisis política que se vive en México.

"Hay una crisis política en México. Vemos las reacciones a la victoria de Trump y vemos a los de izquierda cómo se han manifestado con un discurso muy populista de levantar a los nacionalismos y, por otro lado, vemos a la derecha que, con Margarita Zavala –aspirante a la candidatura presidencial en 2018–, ha adoptado algo del discurso de Hillary aterrizado al país, pero la crisis política sí es muy grande", agregó.

"La retórica de Trump nos sigue afectando. En México nos sentimos con una incertidumbre brutal, un pesimismo, se siente una depresión en el país por tener a Estados Unidos como modelo a seguir y cuando no nos quiere sentimos que se nos mueve la base", expresó.

Consideró que ante la falta de un plan por parte del gobierno mexicano y los problemas que enfrentará Trump en su presidencia, las acciones tendrán que definirse por parte de gobernadores y legisladores, principalmente de los estados fronterizos.

Citó el caso del gobernador de California, Estados Unidos, Jerry Brown, quien públicamente ha señalado que su cooperación con México va a ser la misma, independientemente de quién llegue a la presidencia.

Los académicos coincidieron en que hasta ahora las acciones del gobierno de México se han limitado a señalar que habrá reuniones cuando los nuevos funcionarios asuman, lo cual no ofrece ninguna certidumbre.

LEA MÁS:

Guardar