En septiembre de 1960, Cuba todavía mantenía relaciones diplomáticas con Estados Unidos y aún no existía el embargo comercial, pero la figura de Fidel Castro ya no era bienvenida en suelo norteamericano. El revolucionario llegó a Manhattan para visitar las Naciones Unidas, pero tuvo que pernoctar en Harlem por el rechazo de los hoteles de la Gran Manzana.
A un año y medio del triunfo de la revolución, el líder cubano había comenzado su giro hacia el socialismo, con la expropiación de varias empresas estadounidenses.
Durante la gira, en la que pronunció su famoso discurso de cuatro horas y media en la Asamblea General de la ONU, las relaciones con Washington ya eran tan malas que su delegación tuvo problemas para encontrar un alojamiento adecuado.
Así, Castro y su equipo terminó pernoctando en el decrépito Hotel Theresa de Harlem, un barrio que había comenzado a deteriorarse una década atrás.
El hotel se convirtió en un centro importante de la Guerra Fría, al albergar una reunión entre el cubano y el líder soviético Nikita Khrushchev.
Castro también recibió en dicho lugar a otros líderes internacionales y al líder activista afroamericano Malcom X.
"Como no lo querían en los hoteles de Midtown y Manhattan, el Hotel Theresa le dio la bienvenida", recordó Luis Barrios, profesor universitario y sacerdote anglicano.
El hotel cerró en 1967 y actualmente alberga oficinas.
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