La de Fidel Castro, al igual que muchas otras familias cubanas, no estuvo exenta de la división entre el exilio y la solidaridad con la revolución comunista que encabezó por casi cinco décadas. Mientras que su hermano Raúl era su confidente más cercano y fue su sucesor como presidente, su hermana Juana, exiliada en el sur de la Florida, llamó alguna vez "monstruo" a Fidel y dejó de hablarle durante más de cuatro décadas.
Angel Castro, padre de Fidel, emigró de la región española de Galicia y estableció una granja en la localidad de Birán, aún estaba casado en primeras nupcias cuando inició una familia con Lina Ruz. Se desconoce qué ocurrió con María Argota, la primera esposa de Angel, con quien procreó a Lidia y a Pedro Emilio.
Angel y Lina tuvieron siete hijos pero se casaron después de que nació Fidel, el tercero. El primogénito, Ramón, conocido como "Mongo" y quien fue hacendado toda su vida, era visto en público de vez en cuando. Falleció a los 91 años en febrero de 2016. Sus hermanas Angela y Emma también permanecieron en Cuba. La más joven, Agustina, vivió en México durante muchos años, pero viajaba habitualmente a la isla.
Los primeros hijos
La primera esposa de Castro, Mirta Díaz Balart, se divorció de él a mediados de la década de 1950 y se llevó a Estados Unidos a Fidelito, su primer hijo, nacido en 1949. Es el único de los al menos nueve que tuvo que él reconocía públicamente.
Castro no quería que el niño de cinco años estuviera en contacto con la familia de Mirta, que incluía a su hermano Rafael Díaz Balart, funcionario del gobierno de Batista y enemigo de la revolución en la isla. Dos sobrinos de Mirta, Mario y Lincoln Díaz Balart, se convirtieron posteriormente en congresistas de la Florida y personificaron la oposición al gobierno de Castro en el exilio.
Mientras estaba en México preparándose para librar una guerra de guerrillas, Castro convenció a Mirta de que enviara a Fidelito para una visita de dos semanas y después se negó a devolvérselo. Posteriormente, mientras las hermanas de Castro llevaban al niño de paseo en el parque de Chapultepec, en la Ciudad de México, tres hombres armados salieron de un automóvil y lo tomaron para devolvérselo a su madre. No obstante, tras el triunfo de la Revolución, el primogénito volvió a Cuba y nunca más se fue, excepto para estudiar en la Unión Soviética.
Alina Fernández nació el 3 de marzo de 1953 como fruto de una relación de Castro con Natalia Revuelta, una mujer de ojos verdes y cabello negro, la elegante esposa de un distinguido cardiólogo, que se enamoró de Castro durante su lucha revolucionaria. Fernández partió de Cuba en 1993 disfrazada con una peluca y un pasaporte español falso. Posteriormente describió su sentimiento de abandono en el libro La hija de Castro: memorias del exilio de Cuba.
El libro de Fernández creó una división incluso entre los parientes de Castro en el exilio: su tía Juana interpuso una demanda en España en 1998, en la que argumentaba que el libro la difamaba, así como a sus padres. Un tribunal le ordenó a la casa editorial pagarle 45.000 dólares.
La familia que permaneció oculta
Durante la larga enfermedad de Castro que lo apartó del poder en 2006 y desencadenó su posterior sucesión, la reserva celosamente guardada en torno a su familia comenzó a ceder. Esto ocurrió a medida que sus hijos más jóvenes y la madre de éstos, Dalia Soto del Valle, lo apoyaban y salían a la luz o se dejaban fotografiar.
Soto del Valle, una ex maestra rubia y de ojos verdes a la que Castro conoció durante las campañas de Cuba contra el analfabetismo en la década de 1960, fue la relación más perdurable de su vida, pero ella jamás se desempeñó como primera dama. La pareja permaneció junta más de cuatro décadas y tuvo cinco hijos: Alexis (1962), Alexander (1963), Antonio (1969), Alejandro (1971) y Ángel (1974).
Durante la revolución cubana, Castro había asumido el alias de Alejandro, como un homenaje a Alejandro Magno. Los nombres elegidos para sus hijos fueron una forma de continuar con el reconocimiento al rey macedonio.
Ninguno de sus vástagos participó en política. Pero el más conocido es Antonio, o Tony. Cirujano ortopedista, y durante año médico de la selección nacional de béisbol de la isla. Posteriormente se convirtió en vicepresidente tanto de la Federación Cubana de Béisbol como de la Federación Internacional de ese deporte, con sede en Suiza.
Durante décadas sus identidades y las de su madre fueron secretos de Estado de los que sólo estaban al tanto un puñado de personas leales al líder. Castro mantenía tanta reserva sobre su vida familiar, que su estatus marital con Soto del Valle es un misterio. Algunos reportes dicen que se casaron en una discreta ceremonia civil en 1980, pero no hay confirmación al respecto.
Los periodistas vieron por primera vez a la mujer a principios de 2000, cuando participó en una enorme manifestación que exigía el regreso de Elián González, el niño cubano rescatado de una cámara de neumático en aguas del sur de la Florida. Al año siguiente, Soto del Valle también hizo una inusual presentación pública en el cabaret Tropicana durante el festival internacional de puros, que se celebra cada año, y se la vio poco después en un palco en una presentación del Ballet Nacional de Cuba.
Pero no apareció junto a Castro hasta mediados de 2010, cuando él se presentó públicamente varias veces tras una ausencia de cuatro años luego de haber dejado el poder, lo cual incluyó su primer discurso ante la Asamblea Nacional desde que cayó enfermo en 2006.
Castro tuvo otros descendientes fuera de un matrimonio: Jorge Angel Castro, que permaneció en Cuba y tuvo al menos cuatro hijos, incluso trillizos; y Francisca Pupo, que emigró a Estados Unidos con su esposo en 1999. Juana Castro dijo que se reunió con ella en territorio estadounidense.
Mientras tanto, por la otra rama familiar, la hija de Raúl Castro, Mariela, se casó con un empresario italiano y se destacó por dirigir el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba y hablar en favor de los derechos de los homosexuales cuando estos todavía eran mirados con recelo, aunque posteriormente su activismo se ubicó dentro de las tendencias más tolerantes a la diversidad en la isla.
A pesar de sus diferencias, se decía que los Castro que aún vivían en Cuba asistían con regularidad a reuniones los fines de semana en las que comían al aire libre y hacían paseos a caballo, orquestadas por Raúl en su papel de organizador principal de eventos familiares.
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(Con información de AP)