El gobierno de Colombia y la guerrilla FARC firmaron, en un teatro de Bogotá, el pacto definitivo de paz que busca acabar con medio siglo de confrontación y que fue renegociado para incluir propuestas de la oposición.
El tamaño del clásico Teatro Colón, recientemente remodelado y con capacidad para unas 800 personas, marcó el bajo perfil de la ceremonia en la que se rubricó el acuerdo alcanzado entre el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko".
El primero en hablar fue el guerrillero. Timochenko comenzó su discurso con una contundente frase: "Que la palabra sea la única arma de los colombianos. Para alcanzar la firma de este acuerdo definitivo, los colombianos vivimos medio siglo de guerra abierta".
Londoño afirmó que se "fortaleció el pacto anterior" tras considerar que se introdujeron importantes cambios a los textos antiguos hasta convertir el acuerdo final en definitivo. "Nos reunimos en La Habana con delegaciones de distintos credos y partes de la política colombiana", subrayó, tras repetir que el nuevo texto tuvo el "más amplio consenso a nivel internacional".
"Nuestro sentimiento de solidaridad y admiración hacia los miles de compatriotas que salieron a las calles a manifestar su condena a la guerra. La primera demanda social es que se ponga fin al uso de las armas en la política", agregó.
Y concluyó: "Reiteramos nuestra solidaridad con todas las víctimas de esta guerra".
Por su parte, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, destacó que "los delitos de lesa humanidad serán investigados, juzgados y sancionados".
"Las FARC, como grupo armado, dejarán de existir. Hemos firmado el acuerdo definitivo, surgido de un diálogo abierto y franco", comentó. Y agregó: "No podíamos dilatar un minuto la implementación. El cese del fuego había comenzado a desmoronarse".
Resaltó que la implementación "podrá arrancar tan pronto como la refrendación sea aprobada por el Congreso" y estimó que dicho voto positivo "sería obtenido la próxima semana".
El acto de este jueves tuvo un gran contraste con la firma del pacto original, el 26 de septiembre en la caribeña ciudad de Cartagena con la presencia de 2.500 invitados, entre ellos 15 jefes de Estado, y en medio de presentaciones culturales.
En esta ocasión, y tras el rechazo del primer acuerdo en un plebiscito el 2 de octubre, los invitados fueron ex presidentes colombianos, legisladores, magistrados, víctimas del conflicto armado y representantes de organizaciones sociales.
"Con la firma del acuerdo final hoy, la esperanza de paz cobra vida. Será como una obra de autoconstrucción en la que debemos trabajar todos", escribió este jueves temprano el jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, en su cuenta en Twitter.
Con la firma del Acuerdo Final hoy, la esperanza de paz cobra vida. Será como una obra de autoconstrucción en la que debemos trabajar todos
— Iván Márquez (@IvanMarquezFARC) November 24, 2016
El tamaño de la ceremonia fue criticado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. El comandante guerrillero Marcos Calarcá, miembro de la delegación de paz que negoció por cuatro años con el gobierno colombiano en Cuba, dijo que "desafortunadamente los espacios son limitados" en el Teatro Colón.
"Hay mucha más gente que las 800 personas que caben aquí en el teatro, que merecen estar, que quisieran estar, que deben estar", dijo Calarcá a periodistas.
A primeras horas de la tarde –y ya firmado–, el texto será llevado al Congreso, de mayoría oficialista, donde se espera que quede refrendado la próxima semana.
El presidente del Senado, Mauricio Lizcano, dijo el miércoles a periodistas que el Parlamento está dispuesto a "trabajar todos los días", primero en la refrendación del acuerdo; y luego en la aprobación –durante los meses siguientes– de todas las leyes necesarias para ponerlo en marcha.
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