El hombre que entregó la punta del ovillo de la red de corrupción de Petrobras, Alberto Youssef, salió de la cárcel el jueves para cumplir cuatro meses de prisión domiciliaria antes de quedar en libertad, como "recompensa" por su colaboración con la Justicia brasileña.
Youssef, de 49 años, fue detenido en marzo de 2014 y condenado a más de 120 años de cárcel (aunque las penas efectivas máximas sean de 30 años en Brasil) por su participación clave en el esquema que drenó miles de millones de dólares de los cofres de la petrolera estatal.
Pero gracias al régimen de "delación premiada", habrá pasado un total de tres años en reclusión: dos años y ocho meses tras las rejas en Curitiba y cuatro meses en su domicilio de San Pablo, con una tobillera electrónica, indicó la Policía.
Su salida de prisión se produce en momentos en que la operación Lava Jato (Lavadero de autos) podría dar un salto cualitativo gracias a una confesión masiva de ejecutivos de la constructora Odebrecht, en el centro del monumental fraude, que implicaría a legisladores, gobernadores y políticos de primera línea.
Ello permitiría beneficiar con una sustancial reducción de pena al ex jefe del grupo Marcelo Odebrecht, condenado en 2015 a casi 20 años de cárcel.
Youssef ya había sido detenido en 2003 por su actuación en el mercado clandestino de dólares, en el caso Banestado. La Fiscalía lo definió en ese momento como "uno de los mayores cambistas del mercado negro de Brasil".
Según las autoridades, había montado un sofisticado esquema de lavado de dinero en el que a veces hasta él mismo pilotaba una de las aeronaves con que transportaban los billetes de procedencia ilegal.
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En ese entonces, firmó el primer acuerdo de "delación premiada" en la historia de Brasil, pero tras su liberación, volvió a sus actividades delictivas, de acuerdo con los informes.
En el caso Petrobras, Youssef era responsable de lavar parte del dinero desviado y comandaba uno de los cuatro grupos criminales en la mira de las autoridades al inicio de las investigaciones. Al rastrear sus comunicaciones, la policía descubrió que había obsequiado un auto de lujo a un director de Petrobras, Paulo Roberto Costa.
Este último, primer delator de la trama, abandonó recientemente la prisión domiciliaria, también beneficiado por haber colaborado con la Justicia.
Delatores: guías en el laberinto
Las al menos 70 colaboraciones "premiadas" vigentes hasta ahora en el caso Petrobras han sido la principal herramienta de los investigadores para desanudar la compleja trama, ya que permiten entender las relaciones jerárquicas, precisar fechas, cuentas y acceder a conversaciones grabadas.
Todas las afirmaciones de los delatores deben ser rigurosamente contrastadas con pruebas. Pero aun así, son de una ayuda vital para los sabuesos del crimen.
"Es como si el investigador caminase dentro de un laberinto y a cada paso se topase con muchos caminos posibles. La colaboración es una oportunidad para que el investigador espíe por encima del laberinto y descubra los mejores caminos, aquellos con mayores posibilidades de éxito en la recolección de pruebas", ilustró en un artículo de opinión publicado en 2015 el fiscal federal Deltan Dallagnol, jefe del equipo que conduce las investigaciones en Curitiba.
El caso golpeó duramente al Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva y a sus ex aliados PMDB del actual mandatario, Michel Temer, y al Partido Progresista (PP).
El propio Lula (2003-2010) enfrenta varias causas judiciales ligadas al esquema en Petrobras, del cual la Fiscalía lo señala como el "máximo comandante". El líder de la izquierda niega tajantemente cualquier implicación y denuncia una tentativa para impedirle ser candidato en las elecciones presidenciales de 2018.