Jorge Batlle, presidente de Uruguay entre 2000 y 2005 quien falleció este lunes a los 88 años afectado por un daño cerebral severo debido a una caída, debió enfrentar durante su mandato la peor crisis financiera de la historia reciente del país y fue el último presidente de un partido tradicional antes de la llegada del Frente Amplio al poder.
Heredero de una dinastía política que marcó la historia de Uruguay, Jorge Batlle era hijo del dos veces presidente Luis Batlle Berres.
Nacido el 25 de octubre de 1927, este abogado de profesión llegó a la Presidencia en marzo de 2000, en su quinto intento como candidato del tradicional Partido Colorado y con un discurso liberal y un estilo alejado del protocolo en el que prometía "cantar la justa".
Tras comprometerse con un cambio en la política en materia de derechos humanos, al mes de asumir anunció junto al poeta argentino Juan Gelman el hallazgo de su nieta, entregada ilegalmente a un oficial policial uruguayo durante la última dictadura (1973-1985).
Pocos meses después creó una Comisión para la Paz, que constituyó el primer intento de recopilar información sobre los casos de detenidos desaparecidos durante la dictadura.
Pero el gobierno de Batlle será sobre todo recordado porque debió enfrentar el que él mismo calificó luego de "el peor año del siglo para Uruguay".
Los problemas para Batlle habían comenzado en abril de 2001, cuando debió declarar la emergencia nacional por un brote de fiebre aftosa que llevó al país sudamericano –donde la carne vacuna era entonces el principal producto de exportación- a perder la codiciada condición de país libre de aftosa sin vacunación.
Pero las malas noticias no hacían más que empezar. A finales de ese año la crisis financiera que sacudía a la vecina Argentina, entonces principal socio comercial de Uruguay, llegó a su vecino, gran receptor de depósitos bancarios de argentinos.
La crisis económica marcó su gobierno, el último de un partido tradicional en Uruguay y que dejó con apenas un 5% de aprobación en marzo de 2005
Mientras el gobierno intentaba reducir los temores al contagio, la situación se agravó tras conocerse que el Banco Comercial, entonces el principal privado del país, había sido instrumento de una estafa por sus dueños por 200 millones de dólares.
Largas filas en los bancos y una corrida bancaria que se llevó más del 45% de los depósitos y provocó una reducción de los activos de reserva del Banco Central superior a 80% fueron seguidas por un ajuste fiscal, el pasaje a libre flotación de la moneda -se disparó la cotización del dólar- y la caída del entonces ministro de Economía, Alberto Bensión.
Se estima que en 2002 y 2003, 52.000 uruguayos abandonaron el país, sobre una población de 3,2 millones de habitantes, unas 200 empresas quebraron, la pobreza se duplicó y la indigencia se triplicó, alcanzando niveles de 38% de la población y 4%, respectivamente. En 2004, se estimaba que el 56% de los niños vivía en la pobreza.
Tras un feriado bancario de tres días y con la presión de los organismos internacionales y líderes opositores de izquierda para que declarara el cese de pagos como Argentina, el país, al influjo de Batlle, finalmente logró un préstamo puente de 1.500 millones de dólares por parte del Tesoro de los Estados Unidos, lo que habilitó el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Fue un vía crucis terrorífico", recordó Batlle en 2012 en declaraciones al diario El Observador, asegurando que el gobierno cumplió con su deber.
El exmandatario también protagonizó un escándalo con Argentina cuando, tras una entrevista con la cadena Bloomberg, pensando que las cámaras ya estaban apagadas, exclamó que los argentinos eran "¡una manga de ladrones del primero al último!".
Sus dichos fueron difundidos por la cadena y Batlle debió viajar a Buenos Aires a pedir disculpas.
La crisis económica marcó así su gobierno, el último de un partido tradicional en Uruguay y que dejó con apenas un 5% de aprobación en marzo de 2005, cuando traspasó la Presidencia al primer gobierno de izquierda, encabezado por el frenteamplista Tabaré Vázquez, actual presidente en su segundo mandato.
Desde entonces, se dedicó a dar discursos y escribir columnas de opinión, generando periódicamente polémicas con su estilo sin pelos en la lengua.
Con información de AFP
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