El encuentro de este miércoles entre Michel Temer y Fernando Henrique Cardoso confirmó la buena sintonía que hay entre los dos miembros principales de la coalición de gobierno que se forjó a las apuradas tras el impeachment contra Dilma Rousseff. Cardoso elogió especialmente la aprobación en la Cámara de Diputados de la enmienda constitucional que limita el aumento del gato público, según reveló Veja.
Fueron precisamente las trampas para ocultar un gasto público desbocado las que proveyeron el argumento jurídico para iniciar el juicio político contra la ex mandataria. En este sentido, Temer y Cardoso coinciden en la necesidad imperiosa del ajuste de las cuentas federales para sacar a Brasil de la peor crisis económica de su historia reciente.
El almuerzo tuvo un sentido adicional, más de mediano plazo. Sirvió para ratificar una información que se venía manejando en otro nivel: el PMDB, el partido de Temer, y el PSDB, el de Cardoso, están negociando una posible alianza electoral en las elecciones de 2018.
Las tratativas, que aún están en una fase preliminar, son encabezadas por el ex candidato a presidente Aécio Neves, y el peemedebista Moreira Franco. "Es natural que un enamoramiento termine en casamiento, pero antes tiene que haber un noviazgo", dijo Franco a Folha.
Por el momento, los partidos no quieren abordar el tema más espinoso, las candidaturas. Pero obviamente ya hay varios apuntados. El PSDB tiene tres precandidatos: José Serra, que es el actual canciller; Geraldo Alckmin, que es gobernador de San Pablo; y el propio Neves.
De todos modos, desde ambas partes saben que deben ser cautelosos. Como habría dicho Cardoso en alguna de estas conversaciones, para que haya un 2018 debe haber antes un 2016 y un 2017. En otras palabras, si el gobierno de Temer no transita con un mínimo de éxito los dos años que faltan, cualquier alianza electoral será insostenible.
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