El pronóstico en las encuestas antes del plebiscito fue unánime: el "sí" tenía una ventaja de varios puntos, incluso decenas, lo que hacía casi imposible presagiar el triunfo del "no" en la votación del domingo.
La consultora Datexco, en un estudio encargado por El Tiempo, afirmaba que el 55 por ciento de los ciudadanos votaría a favor de refrendar el acuerdo de paz, mientras solo el 36,6% se inclinaba en contra del documento. A su vez, Cifras y Conceptos tenía un margen similar, con 54% de intención de voto para el "sí". Mayor ventaja mostró Ipsos-Napoleón Franco, con una distancia de más de 30 puntos: 66 por ciento estaba a favor, 34 por ciento en contra.
Si bien las encuestas debieron respetar una veda electoral, y se había experimentado un acortamiento del margen entre las opciones, el gobierno esperaba que la ceremonia de firma del acuerdo en Cartagena, donde el presidente, Juan Manuel Santos, y el jefe de la narcoguerrilla, Rodrigo Londoño (alias "Timochenko"), firmaron el acuerdo, impulsaría el fervor por la paz.
Aparte del resultado, el principal factor que erraron las consultoras fue el presentismo. El plebiscito fue la elección con menor participación en dos décadas en Colombia. Para Datexco, el 67,1% de la población iba a llegar a las urnas para depositar su voto, según su última encuesta. Sin embargo, de los 34,9 millones de colombianos estaban convocados, apenas el 37,43 por ciento se pronunció.
Para Carlos Malamud, investigador de América Latina del Real Instituto Elcano, la alta abstención se explica por varias razones: las fuertes lluvias por el huracán Matthew, que complicaron la jornada electoral, el triunfalismo de la campaña del "sí" y "una cierta soberbia de sus propuestas".
Los aires de victoria que respiraban los partidarios del "sí" quedarían demostrados en la tasa de participación regional. Según los conteos de la Registraduría, los 10 índices más altos de abstención en el plebiscito se presentaron en departamentos donde se apoyaron por amplia mayoría los acuerdos.
Además, analistas indican que la imagen de "Timochenko" en televisión, en horario estelar y rodeado de líderes internacionales, así como un impulso al camino de paz, también habría causado un impacto en la población.
Así, los argumentos de los críticos al proceso y las advertencias de supuesta impunidad que recibirían los líderes de la guerrilla tomaron fuerza en los últimos días, y los adeptos del "no" cumplieron efectivamente con el presentismo el domingo.
Las preguntas que Santos no logró responder
La campaña encabezada por Juan Manuel Santos a favor del acuerdo negociado nunca consiguió responder de forma convincente las dudas planteadas por la oposición, crítica de los beneficios que recibirían los guerrilleros desmovilizados.
"¿Por qué un guerrillero va a recibir un subsidio de 1.300.000 pesos? (450 dólares) ¿Y yo qué? Yo gano 700.000 pesos (242 dólares) y nunca maté ni secuestré a nadie", era una de las frases más repetidas por gente de a pie en referencia a la ayuda económica que el gobierno le iba a entregar a los miembros de la guerrilla para que se reintegraran a la sociedad.
"¿Por qué los guerrilleros no van a ir presos? Si quieren dejar las armas que las dejen. Si quieren entrar en política que entren, pero que primero vayan a la cárcel", era la segunda gran piedra en el zapato para los impulsores del "sí". En redes sociales, los críticos del proceso difundían la imagen de "Timochenko", jefe de las FARC, portando la banda presidencial, como símbolo de la participación política sin restricciones que podrían tener.
El acuerdo creaba un espacio judicial especial, en el que quienes confesaran sus delitos iban a sufrir pena de "restricción de libertad", una figura que no lograba garantizar penas efectivas para los desmovilizados. El propio Santos admitía esta situación apelando a figuras tales como "si queremos que los guerrilleros vayan 40 años presos, nunca alcanzaremos la paz".
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Con información de Telam