La entrada de la Embajada de Colombia en París está abarrotada. Las personas entran y salen de a decenas. Un improvisado puesto vende arepas, en la vereda de enfrente un hombre hace flamear la bandera tricolor. Los colombianos hacen fila para entrar, listos para decidir si apoyan o no el acuerdo de paz firmado esta semana por el gobierno de Juan Manuel Santos y la cúpula de las FARC, que pone fin a medio siglo de conflicto armado.
En el cuarto piso de la embajada, se reparten diez mesas con sus respectivas autoridades. Entre ellas, se destaca una mujer que sonríe amablemente a quienes se acercan a saludarla. Es Ingrid Betancourt, la ex política colombiana que fue secuestrada por la guerrilla en 2002 cuando era candidata presidencial por el Partido Verde y que permaneció cautiva en la selva durante seis años y medio.
Exiliada en Francia luego de ser liberada durante una operación militar en julio de 2008, Betancourt se convirtió en una de las voceras internacionales a favor del diálogo de paz. "Tengo la certeza que esta es la decisión que tenemos que tomar. Hay que cerrarle la puerta a la violencia y a la guerra", asegura a Infobae antes de ingresar al edificio consular acompañada de su hija, Mélanie.
Betancourt fue diputada por el Partido Liberal durante los años 90 y abogó desde sus inicios en la política por una negociación pacífica con las FARC. De hecho, su secuestro se produjo cuando se trasladaba con su asesora Clara Rojas, también retenida, a la zona de diálogo con la guerrilla establecida en ese entonces por el presidente Andrés Pastrana. Su caso fue seguido por todo el mundo e incluyó la intervención diplomática del país galo debido a su doble nacionalidad.
-¿Por qué decidió postularse como jurado (autoridad de mesa) del plebiscito en París?
-Porque quería participar activamente de un momento que para todos los colombianos es importante. Ha sido una experiencia bellísima y emotiva porque se ha acercado muchísima gente con ganas de que este plebiscito se gane. Hemos llorado, nos hemos abrazado, nos hemos tomado fotos. Ha sido un momento de colombianidad de la linda. Hoy tuve un momento muy emocionante, vino un niño con un dibujo de un hombre con un fusil, le ha puesto el signo de "No" en el tránsito y había escrito "Prohibida la guerra".
-Usted es una de las víctimas del conflicto y ha dicho que para usted este acuerdo es el fin de una pesadilla, ¿se siente representada y satisfecha con el contenido de este acuerdo?
-Siento que es la decisión que tenemos que tomar. Puede que como víctimas tengamos sentimientos que a veces surjan en contravía, porque hay todavía recuerdos muy dolorosos. Pero de lo que sí tengo la certeza es que esta es la decisión que tenemos que tomar. Hay que cerrarle la puerta a la violencia y a la guerra.
-En distintas oportunidades, usted ha dicho que perdona a sus secuestradores, ¿qué piensa de las críticas hechas por diferentes sectores políticos acerca de que este acuerdo puede dar impunidad?
-Creo que no es cierto. Impunidad es lo que hay hoy: la impunidad que favorece a la guerra, que desorganiza las instituciones. Hay mucha gente en Colombia que ha cometido crímenes y no ha tenido que enfrentar ningún juicio y eso es impunidad. En este caso, los jefes de las FARC que hayan cometido crímenes de lesa humanidad o estén vinculados con la ejecución de crímenes, secuestros o masacres van a tener que enfrentar a un juez, se les va a aplicar una sentencia. Uno puede discutir si la sentencia es la que quisiera o no, pero creo que también hay que tomar en consideración que esta es una organización que por su propia voluntad deja sus armas y se acerca a un juez para ser juzgada.
-¿Cómo vislumbra el futuro político de Colombia a partir del acuerdo? ¿Cree que efectivamente la guerrilla va a participar de la vida política del país?
-Espero que lo haga, porque es muy importante que este proceso concluya con la posibilidad de que aquellos que hicieron la guerra y mataron entiendan que ese no es el camino. Y que todos entendamos que podemos vivir en una democracia a pesar de nuestras diferencias ideológicas, podemos debatir en el Congreso y podemos votar conjuntamente proyectos de ley para hacer avanzar a Colombia. Es un cambio de mentalidad y de actitud.
-Ante este nuevo escenario que se asoma, ¿piensa volver a la política en Colombia?
-Nunca he dejado de hacer política. Esta es mi manera de hacerla, no necesariamente de una forma electoral, pero sí estando presente y acompañando a los colombianos en la reflexión de este momento, que es de cambio profundo para todos nosotros.
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