El periódico The New York Times publicó un detallado artículo que retrata el descalabro en el que está sumida la producción de petróleo en Venezuela luego de años de gestión chavista, la miseria de sus trabajadores y el efecto que tendría su colapso en el mercado mundial.
Pese a que el país sudamericano es uno de los Estados que cuentan con las mayores reservas de hidrocarburos en el mundo y su economía tiene una fuerte dependencia de su producción, la actividad de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) disminuyó notoriamente en los últimos años y el país ha tenido que pedir ayuda a quien, en el discurso chavista, es su mayor enemigo: Estados Unidos.
"PDVSA está en el piso ahora", resumió Luis Centeno, líder gremial de los trabajadores petroleros. El jefe sindical denunció que los empleados hasta dejaron de recibir elementos de seguridad, como botas, cascos y guantes.
La empresa, nacionalizada tras la nueva Constitución impulsada por Hugo Chávez en 1999, está ahogada en deudas. Según destacó el diario, dos tercios de sus exportaciones están destinadas a pagar compromisos asumidos por el régimen (en su mayoría, con China) y se están agotando los recursos para pagar a técnicos internacionales o a sus propios empleados.
El medio estadounidense entrevistó también a trabajadores que viven la crisis en carne propia. Claudio Lezama, quien forma parte de la empresa desde hace ocho años, indicó que ha perdido 25 kilos en los últimos meses, ya que el sueldo sólo le alcanza para comer una vez al día. "Estamos trabajando prácticamente gratis", remató Pedro Velásquez, supervisor de una planta en Punta de Mata.
El artículo, escrito por los periodistas Nicholas Casey desde Venezuela y Clifford Krauss desde Houston, indicó que la industria petrolera "es tal vez el capítulo más urgente de la crisis económica del país", pero las enormes ganancias "se evaporaron por el mal manejo y la caída del precio del petróleo".
La publicación destacó una queja presentada por un grupo de trabajadores que detalla una serie de derrames producidos desde 2012 por falta de mantenimiento en la costosa infraestructura, ahora abandonada, lo que ha generado incluso problemas de salud en las comunidades cercanas. "Todo fue ocultado. Estamos extremadamente molestos porque nadie ha hecho nada para detener este desastre", afirmaron en el documento.
El colmo del abandono es cuando toda la producción de una planta es paralizada por semanas cuando falta una única pieza de equipamiento, según los autores.
La crisis obligó a Venezuela a importar hidrocarburos desde Estados Unidos para complementar su producción. "Los llaman imperio, sin embargo les están comprando petróleo", ironizó Centeno. "¿Qué tan mal está Venezuela, rica en petróleo? Le está comprando a EEUU", sintetizaron en el título del reportaje los autores, que destacaron que, aunque el recurso natural siempre fue esencial para la identidad y soberanía nacional, el aporte de norteamericano se convirtió en una parte vital de la producción.
A su vez, el artículo manifiesta la preocupación de los mercados mundiales por el posible colapso de PDVSA, cuyas deudas sumarían USD 25 mil millones. Los autores recuerdan lo ocurrido en 2002, cuando una huelga en contra de las reformas del caudillo bolivariano paralizó la producción y el precio del crudo tuvo un salto del 30 por ciento.
"Este país está literalmente implosionando", remarcó Helima Croft, especialista en commodities del Royal Bank de Canadá. "Actualmente, no hay ningún productor de petróleo que esté cayendo tan dramáticamente como Venezuela", agregó Croft.
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