Eran las 20.34 del domingo y el joven estaba sentado con su novia en una heladería. Tenía antecedentes por robo y tráfico de drogas, y le sobraban enemigos, pero no se esperaba lo que le ocurrió.
El sicario se bajó de una moto y entró al establecimiento sin sacarse el casco. Llevaba una pistola en la mano. Se dirigió hasta donde estaba su objetivo, le disparó varias veces y se fue.
La víctima no murió en el acto. Logró desplazarse algunos metros, en un desesperado intento por escapar. Pero poco después se desplomó.
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— Infobae América (@InfobaeAmerica) June 9, 2016
Una ambulancia lo trasladó con vida hasta un hospital, donde murió a causa de las heridas. La Policía, que llegó tarde a la heladería, aún no tiene pistas sobre quién lo mandó a matar.