Relámpago rojo: la operación que abatió a casi 70 guerrilleros del ELN en menos de un año

Se puso en marcha en agosto de 2015 en toda Colombia. Produjo 457 capturas, 185 desmovilizaciones y se recuperaron a seis menores de edad. También se desmanteló un campamento que procesaba cocaína

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Guerrilleros del ELN
Guerrilleros del ELN

Relámpago rojo se originó en agosto de 2015 y, en menos de un año, produjo 69 bajas de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), entre los que se cuentan 10 cabecillas regionales. También se lograron 457 capturas, 185 desmovilizaciones y la recuperación de seis menores de edad.

De acuerdo con lo que recuerda El Tiempo, uno de los guerrilleros dados de baja durante Relámpago rojo fue Jairo Agudelo Ortiz, alias Mono Wilder, cabecilla de la compañía Lucho Quintero, que operaba en Timbiquí, en el Cauca.

Una de las operaciones contra el ELN
Una de las operaciones contra el ELN

El mismo diario consigna que la operación fue concebida en el seno de la fuerza pública como una estrategia para asegurar los acuerdos suscritos con las FARC en la mesa de negociaciones de La Habana y como herramienta de presión para llevar al ELN a buscar una salida negociada del conflicto armado interno.

De la operación que comenzó hace casi un año participan de manera conjunta las distintas fuerzas que conforman las Fuerzas Militares y la Policía, las cuales disponen de tecnología avanzada, y su accionar ha retumbado en 46 campamentos desmantelados, uno de ellos, dedicado al procesamiento de cocaína.

Manifestaciones a favor de la paz (AFP)
Manifestaciones a favor de la paz (AFP)

Las acciones realizadas dentro de la estrategia contra el ELN también han permitido la recuperación de más de 2.589 unidades de material de intendencia, 448 aparatos de comunicaciones, la incautación de 2.256 artefactos explosivos, 190 fusiles, un fusil antiaéreo, 2.874 detonadores, 84.000 municiones y armamento de corto alcance.

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El Tiempo subraya que Relámpago rojo tiene el poder de una operación contundente de fuerzas, pero al mismo tiempo preserva el carácter humanitario que le ha permitido arrebatarle a la guerra los niños y desmovilizados para devolverlos a las familias y a la sociedad que nunca debieron abandonar.

A pesar de la dureza de la guerra, esta operación contempla un componente humanitario, apoyado en conceptos como la prevalencia del derecho fundamental a la vida, los derechos de los niños y las normas del Derecho Internacional Humanitario.

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