Brasil supera los 2,1 millones de damnificados por las fuertes lluvias en el sur del país

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Porto Alegre (Brasil), 11 may (EFE).- Las fuertes lluvias que azotan al sur de Brasil desde finales de abril dejan hasta el momento más de 2,1 millones de damnificados y al menos 137 muertos, según el último reporte de la Defensa Civil.

El número de personas desplazadas subió a más de 600.000, de las cuales unas 81.000 tuvieron que buscar refugio en albergues improvisados por las autoridades.

Lo que si disminuyó fue el número de desaparecidos, que cayó de 141 a 125 tras la verificación de datos con base en los reportes de los ciudadanos afectados.

La situación más dramática se vive en Rio Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay, donde se han reportado al menos 136 muertos y 806 heridos y donde el 90 % de los municipios están afectados.

El otro fallecido fue notificado en el vecino estado de Santa Catarina, también afectado por la catástrofe, pero en menor grado.

Las lluvias que habían dado una leve tregua desde el jueves regresaron este sábado a la región, aunque con una intensidad menor a la prevista por los expertos.

El Valle de Taquarí, en pleno centro del estado, continúa como una de las regiones más afectadas, así como Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, cuyo centro histórico permanece inundado tras el desbordamiento del río Guaíba.

No ocurre lo mismo en el extremo más meridional del estado, donde varios barrios de las ciudades de Pelotas y Rio Grande fueron tomados por las aguas luego de que se rebozara la Lagoa dos patos, cuyo nivel está un metro y medio por encima de lo normal.

Pero el caos se vive en todo el estado y hacia el norte de la región, en Bento Gonçalves, donde la situación también es lamentable y viven más de 125.000 habitantes, en su mayoría campesinos y agricultores.

Es el caso de Lairton Pavaretta, un agricultor de 52 años, que tuvo que irse a vivir con su familia y su madre enferma a donde un amigo en el municipio vecino de Tuturí, porque su casa quedó prácticamente destruida e inaccesible por los derrumbes.

"Estamos viviendo aquí porque allá no tenemos energía, no tenemos vías para salir, no hay cómo pasar", dijo consternado a EFE.

La situación en todo el estado de Rio Grande do Sul puede empeorar en las próximas horas, donde además de las fuertes lluvias se esperan fuertes vientos y bajas temperaturas que pueden extenderse hasta el martes.

Las alarmas se enfatizan en el municipio de Uruguaiana, en la frontera con Argentina, donde el Río Uruguay puede sobrepasar su nivel en hasta cuatro metros por encima, según las autoridades metereológicas.

Los temporales que castigan a la región han dejado un rastro de caos y destrucción en el que decenas de ciudades han quedado total o parcialmente bajo las aguas.

Cientos de vías ha sido destruidas o quedaron obstaculizadas y los damnificados sufren con la falta de servicios públicos; los hospitales están colapsados y sin condiciones adecuadas para atender a los pacientes.

La situación ha dificultado la labor de los cerca de 28.000 efectivos -entre bomberos, fuerzas de seguridad y voluntarios- que se encargan de los rescates, de distribuir ayuda humanitaria.

Para ayudar a las víctimas de las lluvias, este sábado arribó a la ciudad de Rio Grande el mayor navío de guerra de Brasil y de Latinoamérica, con 1.350 militares y cargado con 154 toneladas en donaciones, camiones, vehículos blindados, helicópteros, embarcaciones y dos plantas de tratamiento capaces de producir 20.000 litros de agua potable por hora.

Rio Grande do Sul, un importante polo agropecuario y un sector fundamental para el crecimiento del país, necesitará de al menos 18.839 millones de reales (3.700 millones de dólares o 3.400 millones de euros) para recuperarse de las inundaciones, según cálculos del Gobierno regional.

Por el momento, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció un paquete de ayudas de 50.000 millones de reales (9.800 millones de dólares) para ese estado.

Porto Alegre (Brasil), 11 may (EFE).- Patrullas de policía navegan por las áreas inundadas de la ciudad de Porto Alegre, al sur de Brasil, para prevenir los robos en las tiendas y las casas que han tenido que ser desalojadas.

Un embarcadero, ubicado donde antes había una calle, sirve de base para las motos de agua, las lanchas y los botes inflables que utilizan los agentes para adentrarse en un barrio cercano al aeropuerto que lleva más de una semana inundado.

Durante una acción este sábado cerca del muelle, dos agentes se montaron en una moto de agua para parar una barca que había sido supuestamente robada, según habían informado los barqueros a la Policía.

El hombre que la pilotaba fue arrestado, después de asegurar que no recordaba el nombre de la persona que dijo le había prestado la barca, afirmó a EFE en el muelle el comisario Carlos Wendt, de la Policía regional antinarcóticos.

"Tenemos personas que insisten en la práctica criminal incluso durante este tipo de tragedias, por lo que estamos intensificando nuestro trabajo, apoyando a los voluntarios y también patrullando", señaló.

Wendt informó, además, que este viernes fue realizada una operación para requisar "una gran cantidad de objetos" robados de residencias y tiendas en las áreas inundadas.

Para reforzar el combate a la inseguridad durante las inundaciones, el Gobierno de Rio Grande do Sul, el estado más afectado por el desastre, ha suspendido las vacaciones de los agentes y convocado a los que estaban en la reserva.

Además, la Policía Federal ha desplegado a 370 agentes para apoyar a las autoridades regionales en el patrullaje, ahora que las labores de rescate están prácticamente concluidas.

Las inundaciones del sur de Brasil han provocado la muerte de 137 personas y el desplazamiento de más de 618.000, según el último balance de las autoridades.