La primera victoria de los autos eléctricos sobre los nafteros

Japón ya dispone de más puestos de carga de baterías que estaciones de servicio tradicionales. Las razones de este cambio que comienza a replicarse en otros lugares del planeta

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El gigante asiático se pone
El gigante asiático se pone a la cabeza de los vehículos de propulsión alternativa

La movilidad del futuro es eléctrica. Japón lo manifiesta con un dato evidente: 40.000 puestos de carga en detrimento de las 34.400 estaciones de servicio. Su red de suministro energético para los vehículos sustentables supera de manera sobrada al sistema de alimentación fósil de los autos tradicionales. Una información cruda con connotaciones singulares: la revelación de que para el gigante asiático las energías renovables son el cambio.

En 2015, el mercado japonés vendió 25.000 autos eléctricos

Y lo confirman con políticas de predominio. La sustitución en la red de repostaje es la comprobación de medidas gubernamentales públicas de estímulo al uso de mecánicas de propulsión alternativa. La abundancia de las electrolineras -las gasolineras eléctricas- representan la decisión formal de abastecer la demanda de usuarios de vehículos eco-friendly. El gobierno japonés refuerza su incentivo primario que favoreció la introducción de esta clase de autos en la industria local. Mediante un plan de fomento en la compra de coches eléctricos, híbridos y bajos en emisiones contaminantes, las autoridades niponas impulsaron el mercado automotor "verde".

Establecer una red sólida de puestos de carga acentuará una tendencia en ejecución y proporcionará una mayor operatividad de los coches eléctricos, que suelen disponer de una autonomía de carga de menos de 200 kilómetros. Consolidar este comportamiento social con infraestructuras públicas alienta el advenimiento del futuro con motores de propulsión alternativa. Justamente, las automotrices que comulgan con esta tecnología responsable con el ambiente adoptaron el desafío de desarrollar baterías de carga de larga duración.

Hay matices que ordenan este suceso. De las estaciones de carga desperdigadas por Japón, un elevado porcentaje son de carácter privado, instalaciones realizadas por empresas o comunidades para beneficencia de sus unidades ecológicas pero abiertas a ser utilizadas por cualquier usuario. También cooperó significativamente en esta transferencia de recursos el bajo precio de aplicación de un punto de carga eléctrico: USD 2.300 cotiza su adecuación, en detrimento de los varios miles de dólares que cuesta montar una estación de servicio convencional.

En relación a los puntos de carga rápidos, que disminuyen considerablemente el tiempo de espera, el país asiático dispone de 2.819 unidades, de sus 40.000 puestos ordinarios. En Estados Unidos, a modo de confrontación porcentual, hay 854 establecimientos de cargas raudas en relación de las nueve mil estaciones públicas eléctricas y a las 114.500 estaciones de servicio.

Motivados por la experiencia nipona y por la influencia de compañías como Tesla Motors, otros países del globo tienen perspectivas de asimilar esta tendencia sustentable de la sociedad. Una reciente investigación predice que la venta de los autos eléctricos podrán superar los 41 millones a nivel global para 2040, una representación acorde al 25% del campo automotor mundial. Japón entendió que la movilidad del futuro es eléctrica y así lo traduce: más puestos de carga que estaciones de servicio.

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