La restricción presupuestaria que significó para la mayoría de los hogares la actualización de las tarifas de los servicios públicos de electricidad, gas, agua, transporte y también combustibles, mientras pocos recibieron mejoras salariales, provocó una fuerte contracción de las ventas del conjunto de las 2.280 bocas de supermercados en todo el país y 2.799 locales activos en los centros de compras que releva el Indec.
La sintética información del organismo oficial de estadística se limitó a dar cuenta de que en el caso de la suma de las 66 empresas de supermercados, con 2.280 bocas de ventas al público, en marzo se concretaron operaciones por $22.273 millones y en el acumulado del primer trimestre $65.068 millones. Significaron sendas subas nominales de 25,4% y 27,1% en comparación con igual período del año anterior.
En ese período la inflación promedio de la economía fue de 35 y 33%, respectivamente. Pero, además, los establecimientos se expandieron en unas 90 bocas, un 4% más. De ahí que en términos reales, el volumen de ventas promedio por establecimiento se contrajo en poco más de 10% en el mes y 7.4% en el agregado de los tres meses.
Mientras que en el caso de los 37 centros de compras, de los cuales 19 se distribuyen en la Ciudad de Buenos Aires, el Indec registró una facturación global de $3.787 millones en marzo y $10.211 millones en el trimestre, representaron sendos incrementos nominales de 23,3% y 24,6% respecto del total de transacciones de un año antes; pero en términos reales, esto es deducido el efecto del alza media de los precios y de la expansión de las bocas en un 1%, esos períodos concluyeron con caídas de 8,7% y 7,2%, interanual, respectivamente.
Pese a semejantes contracciones de la actividad comercial, fuentes del Gobierno aseguran que el escenario de consumo comenzó a revertirse desde abril.
En ese sentido, en el sistema financiero rescatan como dato auspicioso que los índices de incobrabilidad y morosidad en las compras con tarjeta de crédito se mantuvieron entre los mínimos históricos y por tanto la baja de ventas del comercio la atribuyen a una administración más ajustada de los presupuestos, antes que a una severa baja del ingreso real y crisis de empleo.