Visión personal y visión compartida: una organización inteligente

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"Nos movemos con excesiva prisa, con manos nerviosas y mentes preocupadas. Estamos impacientes por los resultados. Lo que necesitamos es el refuerzo del alma por parte del poder invisible que aguarda ser usado... Sé que hay reservas de fuerza espiritual de las cuales los seres humanos nos distanciamos irreflexiblemente. Creo que un día podremos saber lo suficiente sobre la fuente de poder y el reino del espíritu para crear algo nosotros mismos... Creo con firmeza que la humanidad fue otrora más sabia en cuanto a los asuntos espirituales de lo que somos hoy. Entonces se sabía lo que hoy sólo se cree". Así explicaba Henry Ford su idea sobre la redefinición de la tarea de los directivos.

Desde ese entonces, personas iluminadas en el mundo de los negocios ya visualizaban la necesidad del cambio de paradigmas sobre cómo gestionar, gerenciar y desarrollar el talento dentro de las organizaciones. En esta línea, el desarrollo personal de los empleados pasa a ser un norte para el empresario; trasciende el viejo dogma de planificar y organizar para pasar a comprender la responsabilidad vital que tienen las organizaciones en el crecimiento y el aprendizaje de las personas con las que cuentan, el verdadero y necesario recurso humano.

Se abrió ya el nuevo camino de los líderes, personas capaces de crear y guiar una visión compartida de quienes están a su cargo, considerados como los responsables en diseñar condiciones de trabajo que promuevan la liberación del mejor y mayor potencial del equipo. En primera medida por el carácter trascendente que tiene el trabajo y así también por el retorno de la inversión que eso supone para la compañía, comprometida entonces con el bienestar de sus integrantes.

Si hablamos de visión, podemos distinguir la visión personal de la visión compartida. Dos estadios hacia un mismo objetivo. En general, tenemos metas y objetivos, pero no llegan a ser visiones. La visión es más abarcativa, actúa como imán y libera potencial para que la persona llegue a destino. La visión implica vocación, focalización y hallazgo de los medios más sustentables para la acción.

Las personas con alto dominio personal se distinguen por el coraje en la defensa de sus visiones. El dominio personal, en palabras de Peter Senge, puede convertirse en disciplina y así, gradualmente, esta perspectiva sistémica colabora en la construcción de una visión compartida, ese vínculo común que perfecciona la organización y crea un "nosotros".

Podríamos preguntarnos qué sustenta la visión compartida y, sin duda, a nuestro criterio es una palabra omnicomprensiva de la idea: aprendizaje. Un aprendizaje creativo, donde cada visión personal se alinea hacia un interés común, dispara los porcentajes de compromiso en cada uno de los actores de la obra. Así como la visión personal es vocacional, la visión compartida es inspiracional: la suma de potenciales en busca del objetivo común, que primero se ve, luego se diseña el cómo y finalmente los pasos del plan de acción llevan a su concreción.

Trabajo en equipo compartiendo una visión bajo la guía de un líder al servicio de altos valores: es el nuevo paradigma en la era donde la inteligencia emocional redobla la apuesta a la inteligencia cognitiva. El desafío de que las empresas sean inteligentes está planteado.


angelesroncoroni@gmail.com

Abogada-Mediadora y Coach Ejecutivo certificada y matriculada por AECOP-EMCC España. CEO Fundadora de la Consultora GOING Coaching&Desarrollo

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