Suele decirse que a la suerte hay que acompañarla. Una persona puede tener la dicha de transitar su vida sin haber experimentado situaciones de salud graves como un infarto o un ACV, pero seguramente si hace todo lo contrario a lo médicamente recomendado para evitar cuadros de ese tipo, como llevar una vida sedentaria o no cuidar los niveles de glucosa, presión arterial o colesterol, estará más cerca de tener "mala suerte".
Ahora se sabe que un simple cociente entre el nivel de triglicéridos en sangre y el colesterol "bueno" o HDL se reveló como un buen predictor del síndrome de resistencia a la insulina, que es la principal causa de los trastornos metabólicos que conllevan al riesgo cardiovascular. Y que hábitos de prevención puntuales alejarían a todo mortal -salvo que medien predisposiciones genéticas contra las cuales no se puede actuar- de la sala de cuidados intensivos.
Cuando el cociente entre triglicéridos y HDL supera los valores de 3,5 en el varón y de 2,5 en la mujer indica que el proceso de resistencia a la insulina ya está presente
El doctor Martín Salazar, especialista de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), reveló que "con la ayuda de esa simple relación entre dos datos (que pueden obtenerse con un sencillo examen clínico de laboratorio) es posible tomar medidas de prevención primaria primordial capaces de reducir notablemente el riesgo de infarto, ACV y muerte por enfermedad cardiovascular, adelantándose cinco años al diagnóstico del síndrome metabólico".
Se considera que una persona padece síndrome metabólico cuando reúne al menos tres de los siguientes cinco factores de riesgo: hipertensión arterial, glucosa alta, triglicéridos altos, bajos niveles de colesterol HDL, que tiene un efecto protector del sistema vascular, y exceso de masa grasa en el perímetro de la cintura.