Las energías alternativas recorren el mundo. Se propagan por conductos digitales, por efectos de repetición, por la mera efectividad y sustentabilidad de sus propiedades. Ahora sobrevuela por los cielos un avión solar que despegó con la misión de regar por todas las latitudes conciencia sobre el uso de las tecnologías limpias.
El Solar Impulse 2 es una nave ecológica que funciona sólo con energía solar. Es una auténtica bestia aérea que nació con la premisa de dar la vuelta al mundo sin consumir una gota de combustible. Mide 72 metros de largo, pesa 2,3 toneladas, lo mismo que un camión mediano, y está construido a base de fibra de carbón. Las alas, más largas que las de un Boeing 747, están equipadas con 17 mil células solares que impulsan los motores y cargan las baterías. Su velocidad es promedio de 45 kilómetros por hora aunque puede acelerar el doble cuando el sol impacta con más fuerza. El reto comenzó el 9 de marzo de 2015 en Abu Dabi, la capital de los Emiratos Arabes Unidos, donde está previsto que finalice tras haber recorrido 35 mil kilómetros. Ya hizo escalas en Omán, Birmania, China y Japón. Ya finalizó la novena etapa de un periplo que debe llegar a trece estaciones.
El plan retomó vuelo en el Día de la Tierra al despegar desde el archipiélago estadounidense de Hawái, en las costas del Pacífico. Voló a 20.000 pies de altura y aterrizó en la ciudad californiana de Mountain View, cerca de San Francisco, tras 59 horas de vuelo que se nutren de la propulsión suministrada por sus miles de células fotovoltaicas que le proporcionan energía y estabilidad tanto de día como de noche. Los dos días y medio de vuelo que tardó el avión en unir ambos destinos representan un tiempo de traslado diez veces superior al de un avión comercial de combustión fósil.
El proyecto volvió a tomar altura tras haber estado anclado en Hawái durante diez meses. Había llegado en junio del año pasado luego de un viaje de cinco días y cinco noches, específicamente 117 horas y 52 minutos. Los 8.900 kilómetros que separaron la ciudad japonesa de Nagoya con el estado norteamericano significaron la etapa más difícil. Fue un trayecto histórico que batió récords de vuelo en solitario. Durante su estadía en la isla debieron reparar el sistema de baterías que había sido sobreexigido en la aventura de sobrevolar el océano pacífico con un avión solar. Desde finales de febrero hasta mediados de abril, los pilotos suizos Bertrand Piccard y André Borschberg realizaron 13 vuelos de prueba para evaluar la respuesta del sistema de enfriamiento tras meses de mantenimiento.
La nave ecológica ahora se dispone a continuar su travesía. La siguiente etapa del Solar Impulse 2 consistirá en cruzar Estados Unidos, desembarcar en Nueva York y tomar impulso nuevamente para sobrevolar el Atlántico, de vuelta a su casa. El viaje puede seguirse mediante una plataforma digital que transmite
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