La cercanía de los Juegos Olímpicos de Río se siente poco en las calles de la ciudad carioca. Con la atención de la nación puesta en la crisis política y en la recesión económica, a poco más de tres meses sólo se ha vendido el 62% de las entradas disponibles. Sin embargo, en las favelas algo parece haber cambiado.
Sus habitantes viven aterrorizados desde que al menos once personas muerieron por disparos de la policía desde principios del mes de marzo, según denunció el miércoles Amnistía Internacional (AI).
Durante 2015 y sólo en la ciudad de Río, las estadísticas arrojan que al menos 307 personas perdieron la vida como consecuencia de la violencia y los abusos policiales; es decir que las fuerzas del orden son responsables de uno de cada cinco homicidios cometidos en la ciudad.
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Mientras, reina la impunidad. No existe por parte de las autoridades la exigencia de rendir cuentas por los crímenes ocurridos en las calles de los barrios pobres de la ciudad y aparece cada vez más nítida la voluntad política de actuar con mayor dureza contra protestas callejeras pacíficas.
"Río de Janeiro no es una ciudad segura. A 100 días de los Juegos Olímpicos, la violencia policial aumentó considerablemente"
"Río de Janeiro no es una ciudad segura. A 100 días de los Juegos Olímpicos, la violencia policial aumentó considerablemente", señaló Mariela Belski, directora Ejecutiva de AI Argentina.
Además, el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía está en aumento, según fue registrado por organizaciones y activistas, y las víctimas son fundamentalmente varones jóvenes y negros de favelas y zonas marginadas. "Las autoridades siguen tratando a los manifestantes como 'enemigos públicos'", agregó la activista.
Copa del Mundo, Juegos Olímpicos y la violencia
Aunque no es posible relacionar directamente este aumento de los homicidios policiales con los preparativos de los Juegos Olímpicos y de la Copa del Mundo que se celebró en Brasil el año pasado, los datos estadísticos ponen de manifiesto un patrón de uso excesivo de la fuerza, violencia e impunidad de las instituciones de seguridad pública.
En 2014, cuando Brasil organizó la Copa Mundial de Fútbol, la policía mató a 580 personas, un 40% más que en 2013. El número en 2015 fue incluso mayor: 645.
Además, en agosto de 2015, Amnistía Internacional presentó un informe donde describía con detalle las prácticas policiales del llamdo "gatillo fácil" en la favela de Acari en el período posterior a la Copa Mundial de Fútbol de 2014. En la inmensa mayoría de los casos de homicidio a manos de la policía militar documentados por la organización, había sólidos indicios de ejecución extrajudicial.
A pesar de la difusión de los casos y la presión pública, hasta ahora nadie ha comparecido ante la Justicia para responder por estos homicidios.
La represión policial en las protestas es otro motivo de preocupación en el período previo a los Juegos Olímpicos. Dos años después de la celebración de la Copa Mundial de Fútbol, cuando Amnistía también denunció casos de uso excesivo e innecesario de la fuerza por la policía durante las protestas, incluido el uso indebido de armas menos letales, no se adoptaron medidas eficaces para impedir que vuelvan a cometerse abusos policiales.
De hecho,
que, en la práctica, podría aplicarse para restringir y penalizar las protestas.