Luego de los empates sin goles de Huracán y Racing (ambos en Argentina) en el inicio de los octavos de final de la Copa Libertadores, Rosario Central se presentó en Brasil con el objetivo de dar el golpe frente al Gremio.
Los himnos de los países y la constante presión del público de Porto Alegre le pusieron un condimento especial a un partido que comenzó caldeado. Más allá de los factores ajenos al duelo, la concentración del elenco de Eduardo Coudet fue la razón de la hazaña que consiguió el Canalla antes del primer cuarto de hora.
Un pelotazo frontal, la pasividad de los centrales, el sacrificio de Germán Herrera y el oportunismo de Marco Ruben conformaron el 1 a 0 que ilusionó a los argentinos. La potencia que le impuso el capitán a su remate dejó sin posibilidades a Marcelo Grohe, quien tuvo que buscar la pelota en el fondo de la red.
La inteligencia del planteo del Chacho fue tan notoria, que los dueños de casa sólo tuvieron ocasiones para llegar a la igualdad a través de balones detenidos. Millero Bolaños tuvo dos claras opciones para fusilar a Sebastián Sosa, pero el ecuatoriano dilapidó sus posibilidades por encima del travesaño.
Las respuestas de la visita se basaron en la calidad del referente de la Academia. Con tres hombres encima, Ruben amagó para un lado y buscó una emboquillada por encima del arquero. El caño le dijo que no. La superioridad de Rosario Central fue proporcional al desarrollo del pleito.
El propio entrenador había dicho que el plantel debía elegir entre el certamen continental y el torneo doméstico, donde se encuentra a 5 unidades de los punteros Godoy Cruz y San Lorenzo. Por la producción demostrada en territorio ajeno, quedó en claro cuál fue la postura de los protagonistas. El próximo jueves deberá reafirmar su ilusión en el Gigante de Arroyito.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com