Porque nunca ha logrado un título, porque pasó más años disputando los torneos del ascenso que la Premier League, porque nunca participó siquiera de la primera fase de la Champions League, porque su presupuesto inicial era uno de los cinco más bajos del certamen, porque la liga inglesa hace 20 años que ve a los mismos cuatro equipos levantar el trofeo (Manchester United, Chelsea, Manchester City y Arsenal), por todo eso las agencias de apuestas creyeron que las posibilidades del Leicester eran de una en 6.500 y por eso ahora se encuentran ante la posibilidad de dejar millones de dólares en manos de quienes se arriesgaron con base en una intuición extrañamente fundamentada.
Cuando comenzó la temporada, los Foxies pagaban 6.500 euros (promedio) en las principales casas de apuestas y llegada la Navidad la cifra descendió considerablemente hasta los 1.300 euros por cada euro apostado.
Los apostadores embolsarán cerca de 13 millones de euros
Pero las posibilidades de que un plantel como el del Leicester sea capaz de emprender una lucha ante los poderosos equipos ingleses y salga victorioso eran tan bajas que sólo 47 personas decidieron poner su confianza en el desconocido club a la espera de una hazaña.
De esas 47 almas, 23 ya renunciaron a llegar hasta el final y han pactado con las agencias un número que dejó conformes a ambas parte, pero aún restan 24, que esperan que el actual líder de la Premier sume los 3 puntos necesarios para alcanzar el trofeo.
"La victoria del Leicester puede ser el mayor desastre en la historia de las apuestas. Sería el peor resultado para nosotros financieramente y el mayor desembolso realizado en pagos", confesó Alex Donohue de Ladbrokes a la BBC.
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Según los datos que recogen las propias agencias, cada uno de los que apostaron por los de Ranieri embolsará una cifra cercana a los 13 millones de euros (USD 14,6 millones), una pérdida más que sustancial para las casas de juego.
Leicester necesita una victoria para consagrarse campeón de la Premier y tiene que enfrentar al Manchester United en Old Trafford, recibir al Everton y finalmente viajar a Londres para visitar al Chelsea.