Hawai es un destino lleno de imaginarios. La sola pronunciación de su nombre parece remitir a imágenes paradisíacas y a la perfección de lo que la mente tiene almacenado como el ideal de la playa, las palmeras y el mar azul. Pues bien, la realidad confirma lo que la imaginación tiene guardado. Pero estas islas entregan mucho más que eso.
Llegar aquí no es complicado; pero sí es lejos. El vuelo de American Airlines dura más de cinco horas desde que uno sale de Los Ángeles. El lugar se incorporó definitivamente como estado de la Unión de Estados Unidos en marzo de 1959, convirtiéndose en el número 50. Está compuesto por ocho islas principales, representadas en su bandera por ocho franjas horizontales blancas, rojas y azules. En el ángulo del asta, la bandera conserva la Union Jack británica en recuerdo a su época como protectorado inglés.
Pisar la arena de Waikiki, con sus surfistas y espíritu libre, parece una escena extraída de una de las tantas películas o series de televisión que tienen a Hawai como escenario. El sol empieza a levantar temperatura al mismo tiempo que cientos de sus adoradores van buscando un lugar en esta bahía de arena dorada, frente a un mar bien celeste en la orilla y azul profundo en el horizonte. Hacia mi izquierda (el Este de la isla) se levanta uno de los símbolos turísticos de este lugar: Diamond Head, un volcán extinto que por supuesto figura en mi lista de visitas. Enmarcado por el Oeste por el Canal Ala Wai y por el zoológico de Honolulu por el Este, Waikiki resume todo el glamour hollywoodense de Hawai.
Entre las atracciones principales de Honolulu está la Torre Aloha, un complejo de tiendas y restaurantes junto al puerto rodean esta histórica torre. Cuando fue levantada en 1926 para acoger a los buques de pasajeros que llegaban al puerto de Honolulu, fue el edificio más alto del estado con sus diez pisos. Al lado se encuentra el Centro Marítimo Hawai, y siguiendo hacia el Oeste, Chinatown, una zona animada llena de restaurantes étnicos, vendedores de productos frescos, tiendas de hierbas y mucho más.
Hacia el este, en la calle King, caminamos a través de una zona de negocios hasta llegar al Palacio de Iolani, el único palacio real de pie en suelo americano. El palacio sirvió como residencia real para los dos últimos monarcas de Hawai, el rey Kalakaua y la reina Liliuokalani. Detrás está el edificio del capitolio del estado, donde el Gobernador y la legislatura estatal libran sus batallas políticas. El edificio se abrió en 1969 y sigue siendo una obra arquitectónica única. Las cámaras en forma de cono simbolizan los volcanes de Hawai, y las columnas del edificio son una reminiscencia de las palmeras. La gran piscina de agua que rodea el edificio simboliza el hecho de que Hawaii es el único estado insular en los Estados Unidos.
Al cruzar se encuentra el Museo Casas de la Misión, donde los primeros misioneros protestantes estadounidenses establecieron su cuartel general en 1820. Las estructuras que se ven aquí incluyen los edificios sobrevivientes de estilo occidental más antiguos del estado. Se puede participar de una "búsqueda del tesoro" de artefactos originales, incluyendo muebles, libros, mantas y otros artículos que pertenecieron a las familias misioneras.
El monumento al USS Arizona, el buque hundido durante el ataque japonés de Pearl Harbour en diciembre de 1941, es uno de los lugares más impactantes. Es muy conmovedor ver los nombres de tanta gente sepultada en ese barco. El lugar está lleno de historia y el relato cuenta cómo aquellos marineros murieron en un ataque aparentemente imprevisto, aun cuando algunas teorías dicen que el presidente Roosevelt tenía información sobre la incursión japonesa pero no hizo nada para poner sobre aviso a la guarnición para que la sociedad no tuviera otro camino más que apoyar el ingreso de EEUU a la guerra. Desde el monumento construido encima del buque hundido pueden verse los restos del barco y la experiencia es muy impresionante.
Uno de los destinos más imperdibles requiere un vuelo de media hora: el Waimea Canyon, algo totalmente diferente e inesperado en Hawaii. Un cañón con cientos de rojos diferentes, vegetación abundante y arco iris a repetición. Las formaciones montañosas y los valles son espectaculares, y los distintos tonos de verde le dan un toque único. El próximo destino es el N? Pali Coast State Park, un parque estatal que ofrece una experiencia inigualable.
Muy cerca de Waikiki, Hanauma Bay Nature Preserve es una playa ideal para hacer snorkel. El lugar es muy bonito. De hecho una de las mejores playas de Oahu. En realidad es el cráter de un volcán extinto, y las vistas desde arriba son únicas. Se abona un cargo por la entrada y allí mismo se alquilan los equipos de snorkel a buen precio. Antes de bajar a la playa muestran un video introductorio sobre el área, su historia y la forma en la que nos debemos comportar para no dañar el medioambiente. El mar es una plancha sin olas, ideal para ir con chicos y pasar un día en familia o con amigos.
La gran isla de Hawaii es la más grande del archipiélago y la que más volcanes activos tiene. Lo más relevante, de este territorio áspero y completamente diferente a Oahu es el vulcanismo. Los más importantes son dos supervolcanes, el Mauna Kea y el Mauna Loa, ambos con panorámicas inmensas. Es un lugar ideal para tomar cientos de fotografías. El volcán Mauna Loa es el más grande del planeta y la actividad del Kilauea les ha permitido a los científicos tener una perspectiva sobre el nacimiento de las islas hawaianas. El parque cubre una superficie de 1348 km cuadrados y ha sido declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. La actividad volcánica generada en el Parque Nacional de los Volcanes de Hawaii ayudó a crear Kalapana (ahora cubierto de lava por erupciones recientes) y otras playas de arena oscura.
Cuenta la leyenda que cualquiera que se lleve una roca o un puñado de arena negra de este lugar estará acechado por la mala suerte hasta que la devuelva a su sitio original. Nadie sabe si la creencia es cierta o si ha sido un cuento inventado por los guardaparques para evitar que la gente deprede el lugar pero, de todos modos, el hall del Campo Militar Kilauea tiene un gabinete que muestra rocas devueltas por personas que también dejaron allí testimonio escrito describiendo sus infortunios mientras tuvieron las piedras en su poder.
Un imperdible antes de terminar el viaje es pasar un día de playa en la isla grande. White Sand Beach, cerca de Kailua-Kona y Kealakekua Bay, es una buena zona de snorkeling, donde se lo puede practicar incluso de noche rodeado de mantarrayas del Pacífico. Para despedirse de este maravilloso lugar es ideal conocer Manini'owali Beach (Kua Bay), una playa espectacular. El color del agua es impresionante porque va desde blanco hasta azul profundo en el fondo, pasando por el celeste. Un paraíso terrenal que hace de esta aventura una de las más inolvidables.