Desde que el mundo es mundo, los hombres se comunican y transmiten información. En una primera instancia, lo hicieron a través de figuras icónicas. Ese fue su primer lenguaje. Sin embargo, en algún momento, la ilustración ya más formal quedó desplazada por la palabra, o al menos relegada a un puesto secundario.
De un tiempo a esta parte, afortunadamente, ha habido un rescate o reconocimiento, quizás porque los ilustradores, de manera muy meritoria, se han organizado de forma más colectiva para que eso sucediera. El resultado es la proliferación de ilustradores (de los más diversos estilos) y el crecimiento, ya sin timidez, de espacios en las librerías para estos textos ilustrados y para la «nueva categoría» de libros álbumes, tanto para niños como para adultos.
Es tal el fenómeno que en la Ciudad de Buenos Aires hay al menos una librería especializada y dedicada exclusivamente a la comercialización, investigación y promoción de estos productos culturales.
Frente a este suceso, Infobae, teniendo como telón de fondo la inauguración este jueves de la 42ª Feria del Libro, charló con dos ilustradores acerca de los libros ilustrados y otras cuestiones en relación con eso sobre si son sólo para niños.
Poly Bernatene, prolífico dibujante, que ha ilustrado para nuestro país y el exterior, ha constituido una dupla más que interesante con otro colega y autor, Rodrigo Folgueira, de carrera igual de interesante. Recientemente han sido nominados (únicos autores hispanoparlantes) para la California Young Reader Medal 2016-2017 por su libro Sapo de otro pozo (de editorial unaLuna) (o Ribbit!, en inglés y editado por Knopf Books for Young Readers, en 2013).
– Los libros infantiles siempre fueron ilustrados, ¿cuál creen, sin embargo, que fue el giro para que hoy las ilustraciones sean protagonistas y no meros fondos o acompañantes del texto?
– Poly Bernatene: Los lectores van evolucionando, hoy todo pasa más por lo visual a raíz del crecimiento de lo multimedia. Y los ilustradores de libros han tenido que adaptarse a ello, descubriendo también que se puede narrar y lograr nuevos discursos paralelos a través de la imagen enriqueciendo al texto.
– Rodrigo Folgueira: Creo que en la actualidad todo es muy visual. La imagen en general es muy fuerte, está en todas partes y tiene un gran poder de convocatoria. Los libros no son ajenos a eso, y es difícil imaginar algo relacionado con los chicos que no tenga algún tipo de ilustración.
– ¿Creen que hay un cambio de actitud, una revaloración por parte de los lectores hacia su trabajo?
– P. B.: Tiene que ver con la pregunta anterior: el lector se permitió aprender y disfrutar de la lectura de imágenes.
– R. F.: La verdad es que no estoy muy seguro. Creo que se conocen más opiniones y comentarios por la gran cantidad de medios de comunicación que hay. Sobre todo, aquello que tiene que ver con las redes sociales e Internet. Creo que eso ha acercado al autor y al público. Casi todos los ilustradores tienen sitios en los que la gente puede dejar comentarios, opiniones, etcétera. Tal vez sí hay un mayor reconocimiento por parte de las editoriales en cuanto a la valoración del trabajo del ilustrador. Pero el público siempre lo ha valorado, antes tenía menos posibilidades para expresarlo.
– ¿Existe el preconcepto de que los libros ilustrados son para niños?
– P. B.: Eso tiene que ver con los prejuicios de los adultos, asociado a que el dibujo es sólo para el juego de la infancia o la locura de los artistas. Eso, por suerte, viene cambiando.
– R. F.: Los libros infantiles siempre están ilustrados, ya que el lenguaje de la imagen es universal, fundamental para el acercamiento de los chicos a los libros. Desde el dibujo se logra una mayor interacción y comprensión del texto. Pero también hay muchos libros ilustrados que no son para niños, y ojalá hubiera más. Tal vez por una cuestión de costos no se publican tantos. El libro ilustrado para el público adulto en general, es un objeto muy hermoso, y muy apreciado por el lector.
– Hay libros sin ilustraciones. A la inversa, ¿puede haber libros de ilustraciones sin texto y que sean comprendidos?
P. B.: Por supuesto que puede haber libros sin texto, inclusive para adultos (aunque a veces los niños los comprenden mejor). Con una buena estructura narrativa todo es posible. No importa qué recursos se utilicen para contar una historia; el lector será quien termine cerrando la obra, y, sin la guía de las palabras, con más razón.
R. F.: Sí, por supuesto. De hecho, los hay y muy buenos. El texto siempre está presente, lo cual no implica que esté expresado en palabras. El autor trata de contar una historia, una idea, y esto puede hacerlo valiéndose del medio que prefiera. Como autor, la imagen es un lenguaje que podemos elegir, en determinadas ocasiones, para contar algo.
– Sintetizando, ¿cuál es la «función» de las ilustraciones?
– P. B.: La ilustración es simplemente otro lenguaje, para ser disfrutado al igual que las palabras. Puede sumar, complementar y enriquecer cualquier historia.
– R. F.: Creo que la ilustración puede tener muchas y variadas funciones. Desde un acompañamiento más decorativo hasta un hecho artístico. Sin embargo, para mí lo fundamental es el hecho de mostrar un relato distinto. Una mirada personal y sensible de cómo se percibe ese algo que está siendo contado.