Tesla Motors es una compañía de automóviles que promete revolucionar la industria. El Model 3, un auto democratizador de las propiedades de la mecánica de propulsión eléctrica, recibió casi 400.000 pedidos a veinte días de su lanzamiento, de un modelo que recién saldría a la calle en 2018. Un espejo de la influencia y el sentido transversal que trazó la compañía en el mercado.
Ante semejante demanda y expectativa, el desafío ahora de la firma de Elon Musk es satisfacer la ansiedad y el deseo de sus fervientes compradores. Se impone un reto: responder con eficacia y puntualidad el volumen récord de preórdenes. La incertidumbre sobre esta exigencia abrumadora e imprevista está establecida. Fabricantes tradicionales con caudales de producciones masificados instigan a Tesla a solventar tamaña demanda.
Para eso, intensifica los esfuerzos y optimiza los recursos. El respaldo de la compañía se emplaza en Fremont, California. Allí, en una de las fábricas de automóviles más avanzadas del mundo, se materializan los sueños de Elon Musk. Los autos empiezan siendo piezas desperdigadas y salen ensambladas en una instalación con un perímetro de 150 hectáreas de edificios de producción y oficinas administrativas. La fábrica ocupa un radio de 510.000 metros cuadrados: el equivalente a 95 canchas de fútbol.
Es un establecimiento que pertenece a Tesla Motors desde 2010. Antes había sido planta de ensamblaje de New United Motor Manufacturing, Inc. (NUMMI), una empresa conjunta entre General Motors y Toyota que había iniciado su producción en 1984. Fue remodelada antes de que el primer Model S saliera al mercado a mediados de 2012. Se pretendió revitalizar la fábrica: claraboyas y luces de alta eficiencia iluminan espacios olvidados y degradados. Los pisos y las paredes fueron pintadas de un blanco inmaculado para simular la ambientación de un laboratorio.
En el desierto de Nevada crece el corazón de los autos de Tesla. En la localidad Reno se construye a la par la "Gigafactory", la planta de procesamiento de baterías de iones de litio más grande del planeta. Este proyecto ambicioso nace de las previsiones de demandas, de la necesidad de suministrar suficientes baterías para abastecer la fabricación de vehículos proyectada. La expectativa es comenzar la producción de células en 2017. El objetivo madre es que la megafábrica alcance para 2020 su plena capacidad de fabricación de baterías de iones de litio, la razón de ser de los autos eléctricos de Tesla Motors.
En Fremont, la fábrica donde que crea el Model S y el Model X le hará lugar al Model 3, el auto eléctrico de lujo que se comercializará a USD 35 mil. La producción anual promedio de 100.000 vehículos forzará sus capacidades para proveer la incesante gestión. La planta cuenta con más de 160 máquinas, creados por la firma de robótica alemana Kuka, que trabajan a la par de los 3.000 empleados. Los impactantes robots fueron bautizados con los nombres de personajes de X-MEN. Los ingenieros se encargan del ensamblado de las piezas más finas y supervisan la actividad de las máquinas.
Aquí, en el laboratorio de Tesla, empieza el futuro. Los autos eléctricos, autónomos e inteligentes que propone irrigar la compañía en el campo automotor nacen bajo el sol californiano. La tecnología sobra. La expectativa también.