Pocas cosas cambian en el fútbol argentino. La realidad está en los hechos. Esta vez, prácticamente de milagro, no hubo que lamentar una pérdida física pero lo ocurrido en un partido correspondiente a la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto dejó expuestas las falencias que caracterizan a los estadios del país.
Rafael Romero, jugador de 29 años que defiende la camiseta de Atlético Adelia María, disputó una pelota sobre el sector derecho del estadio en Vicuña Mackenna y terminó cayendo abruptamente sobre el paredón del cerco perimetral, con la mala suerte de impactar su cabeza violentamente contra el mismo.
El futbolista quedó inconsciente en el piso y cuando sus compañeros fueron a asistirlo, percibieron que algo grave estaba sucediendo. Manos en la cabeza, estupor y llantos en el mismísimo campo de juego. Los médicos corrieron y solicitaron el ingreso urgente de la ambulancia, que lo trasladó al hospital más cercano.
Producto de la severidad del cuadro, a Romero lo llevaron al Nuevo Hospital de Río Cuarto, según consigna TelediarioDigital, y allí se constató que fue víctima de una fractura de cráneo y un coágulo. Inmediatamente fue intervenido quirúrgicamente y afortunadamente, el protagonista del desagradable suceso evoluciona día a día.
El árbitro decidió suspender el partido al instante debido al desconsuelo generalizado en los jugadores de los dos equipos por lo que estaba sucediendo.
Cabe destacar que, en mayo del año pasado, Emanuel Ortega (de San Martín de Burzaco) murió por un episodio idéntico, en un encuentro de Primera C ante Juventud Unida. En tanto, Javier Rossi (de Barracas Central) zafó de casualidad ante Defensores y el hermano de Emmanuel Gigliotti (Midland) frente a Argentino de Quilmes.