"Son momentos sumamente difíciles para la Patria", expresó el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, visiblemente consternado tras recorrer las zonas más afectadas por el devastador terremoto que azotó a su país el último sábado.
Correa, quien estaba en una visita al Vaticano cuando ocurrió el sismo, aterrizó este domngo directamente en el aeropuerto de Manta y caminó los escombros de la ciudad de Portoviejo. El mandatario también actualizó la cifra de muertos, que asciende 272, y advirtió que el balance crecerá.
"Seguramente el número (de fallecidos) aumentará y probablemente en forma considerable. La tragedia es muy grande pero sabremos salir adelante. Los expertos dicen que los daños son pequeños para lo que pudo ocurrir", apuntó Correa.
El mandatario también envió un mensaje de "infinito amor" y un "abrazo solidario" a quienes han perdido a seres queridos.
"El país está movilizado para atender esta emergencia, esta tragedia. Así como son grandes las tragedias, más grande es el espíritu ecuatoriano", señaló el presidente, quien resaltó y agradeció las tareas realizadas por los bomberos voluntarios. "Gratitud eterna a nuestros heróicos bomberos y rescatistas que trabajan incesantemente. Hay señales de vida en muchos de los escombros y se está dando prioridad para aquello", indicó.