No es fácil ser ansioso. No se puede dormir ni concentrarse, y uno está cansado y de mal humor. Las buenas noticias: ganarle a esta emoción puede llegar a ser más fácil de lo que uno piensa, quizás tan fácil como decir "gracias". Esta angustia tiende a hacer que la gente se esconda bajo un caparazón, y a que sea más introspectiva, y por lo tanto menos comprometida socialmente. Los científicos han comprobado que la gente que está más focalizada en sí misma experimenta mayores niveles de ansiedad.
Dos psicólogos de la Universidad de British Columbia decidieron hace poco investigar si los actos de bondad –que ya se comprobó por expertos que aumentan la felicidad de las personas– pueden llegar a ayudar a aliviar la ansiedad social.
En un estudio publicado en la revista Motivation and Emotion, Jennifer Trew y Lynn Alden describieron su experimento con 115 estudiantes universitarios que sufrían de ansiedad social. Los dos investigadores dividieron a sus sujetos en tres grupos. Al primero le pidieron que realice tres actos de bondad por día, dos días a la semana, durante un período de cuatro semanas. Ejemplos de este tipo de actos llevados a cabo por los participantes incluyeron lavar los platos de un compañero de cuarto, cortarle el césped a un vecino y donar a obras de caridad.
El segundo tuvo que involucrarse en situaciones sociales de todo tipo, también durante un período de cuatro semanas. Éstas incluían pedirle a extraños la hora, hablar con vecinos, u organizar almuerzos con otra persona. A los sujetos también se los instruyó realizar ejercicios de respiración previamente para que sus tareas les resulten más fáciles. Al tercero, el grupo de control, solamente se le pidió llevar un diario de eventos personales.
Los resultados fueron los siguientes: el primer grupo, que tuvo que realizar actos de bondad, "experimentó una mayor reducción total de metas evitadas", es decir, experimentaron menos instancias en las que evitaban situaciones sociales por miedo al rechazo o al conflicto.
Trew y Alden concluyeron que "los actos de bondad pueden llegar a ayudar a fortalecer las relaciones sociales, a aumentar el compromiso social, y a ampliar sus círculos sociales. Descubrimos que cualquier acto de bondad pareció tener el mismo beneficio, incluso pequeños gestos como sostenerle la puerta a alguien o decir 'gracias' al chofer del colectivo", expresó Alden en una declaración.
Salir de la introspección y realizar actos de amabilidad también han sido relacionados con el optimismo. En otro estudio reciente, los científicos encontraron una correlación entre el volumen de materia gris en la corteza orbitofrontal izquierda, el área detrás del ojo izquierdo, y un mayor optimismo y una disminución de la ansiedad. A más materia gris, más optimismo en la persona. A más optimismo, menor ansiedad.
Estudios anteriores demostraron que la anatomía del cerebro puede cambiar como resultado del pesimismo. Cuando científicos japoneses analizaron cambios en la anatomía del cerebro de jóvenes adultos luego del tsunami y terremoto de Japón en el 2011, descubrieron que la corteza orbitofrontal en muchos de los sujetos se había atrofiado y reducido. Los que perdieron más volumen en su corteza orbitofrontal izquierda tenían una mayor posibilidad de ser diagnosticados con estrés postraumático.
En este último estudio, publicado por la revista científica Social, Cognitive and Affective Neuroscience, los investigadores de la Universidad de Illinois de Urbana-Champaign examinaron la anatomía de 61 jóvenes adultos saludables y luego les administraron una serie de tests psicológicos. Al calcular el volumen de materia gris en ciertas estructuras cerebrales en relación al volumen total del cerebro, descubrieron que los sujetos que eran más optimistas y menos ansiosos también tenían el mayor volumen de neuronas en el lado izquierdo de la corteza orbitofrontal.
La esperanza, aclararon los científicos, es que las terapias cognitivas puedan ser diseñadas para aumentar el optimismo en personas particularmente ansiosas, y de esa manera aliviar el estrés emocional.