Fuentes del entorno del jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela, general Vladimir Padrino López, contaron al diario español ABC que tuvo una conversación tensa y desagradable con Diosdado Cabello. "Eres una rata", espetó el número dos del chavismo al ministro de Defensa.
Aparentemente, la actitud de Padrino en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, en las que ganó la oposición, no agradó a la dirección política chavista. Y su pronta disposición a hacer respetar el resultado electoral le generó enemigos internos. "Las ratas son las primeras que abandonan el barco", le dijo días después Cabello, insultante, en medio de la crispación interna por la derrota del oficialismo.
En el mes que siguió hasta la constitución de la nueva Asamblea Nacional, en la que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) pasaba a tener 112 puestos y el bloque del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) bajaba a 55, el general tuvo más de un aviso.
El más contundente fue el que el envió el vicepresidente Jorge Arreaza, quien le anunció que iba a ser cesado, y así fue comunicado a varios integrantes del alto mando militar. La presión, sin embargo, no tuvo efecto y el 5 de enero la Asamblea Nacional pudo constituirse gracias a que miembros de las Fuerzas Armadas impidieron que grupos violentos boicotearan el acceso de la oposición al Parlamento.
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Para entonces la estrategia chavista ante la nueva etapa de cohabitación política no estaba definida. El propio Cabello, forzado a dejar su poderosa posición de presidente de la Asamblea Nacional, impulsó inicialmente un Parlamento Comunal que anulara la institución ahora controlada por la MUD. Pero esa iniciativa tampoco tuvo continuidad.
Al final, el mandatario Nicolás Maduro tuvo que optar por una estrategia de confrontación diaria con la Asamblea Nacional. Y aunque sectores radicalizados del Gobierno podían echar parte de la culpa a la negativa del ministro de Defensa de aceptar su retirada, Maduro no cambió a Padrino López en la remodelación del Gobierno que hizo el 7 de enero.
Al general lo habría salvado la dificultad de encontrar un recambio: quienes por rango y tiempo de servicio podían reemplazarlo, como el jefe de la Guardia Nacional, general Néstor Reverol, y el de la Armada, almirante Franklin Montplaisier, no gozaban del prestigio necesario para aglutinar a las Fuerzas Armadas en un momento tan delicado. Varias informaciones apuntaban a que Reverol podía ser imputado en Estados Unidos por narcotráfico.
Padrino López, de trayectoria igualmente chavista, podía garantizar mejor la unidad castrense, ante la evidencia de un fuerte voto de castigo contra el Gobierno en el mundo militar. En los centros electorales específicos para los militares y sus familias, la oposición se había impuesto con claridad. Más recientemente, las prospecciones hechas por el Ministerio de Defensa indicarían que más del 80 por ciento de los miembros de las Fuerzas Armadas de teniente coronel para abajo cree que un cambio político mejoraría la situación económica.