La Armada, la Prefectura y la Marina Mercante, con roles clave en las operaciones en la Guerra de Malvinas

Dos hombres que vivieron situaciones extremas en las aguas del Atlántico Sur contaron sus experiencias en diálogo con Infobae

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Dentro de la serie de notas publicadas por Infobae, en coincidencia con el 34° aniversario de la guerra de Malvinas, brindan su testimonio dos hombres de mar que siendo jóvenes oficiales de sus respectivas fuerzas, vivieron situaciones extremas en las aguas de nuestro Atlántico Sur

El hoy Contraalmirante VGM Eduardo Fondevila Sancet es Jefe de Logística del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el Prefecto Mayor VGM Osvaldo Aguirre ocupa en la actualidad el cargo de Jefe del Departamento Veteranos de Guerra de la Prefectura Naval Argentina. Pero no siempre fueron acabados profesionales con aquilatada experiencia y mucha "sal marina" en su sangre. Allá por abril de 1982 Fondevila Sanset era un joven oficial de la Armada Argentina en su primera jerarquía (Guardiamarina) embarcado en buque ARA "Alférez Sobral" tenía a su cargo el Detall General y los pañoles de la nave, un cargo típico de un marino que comienza a transitar la cubierta de un buque, y Aguirre se desempeñaba con la jerarquía de Oficial Principal de la Prefectura Naval Argentina, como Primer oficial del buque Guardacostas "Islas Malvinas". En la práctica este cargo implicaba ser la segunda autoridad del buque luego de su Capitán.

Dos hombres, dos Instituciones, dos buques; el mismo destino

El "Alférez Sobral" es una nave de 43 metros. de eslora ( largo), se encuentra en servicio desde 1944, habiendo revistado en la Armada de los Estados Unidos antes de ser incorporado a la Armada en 1972. Su misión fundamental es la realización de tareas auxiliares para la flota de mar y en zonas costeras.

El 17 de marzo de 1982 su comandante, el Capitán de Corbeta Sergio Gómez Roca, recibió la orden de alistar la nave para zarpar cuanto antes; ninguno de los 60 tripulantes conocía el destino de la travesía. Una vez en mar abierto, la tripulación fue notificada de los planes de recuperación del archipiélago malvinense.

Entre el 1° y el 30 de abril el buque realizó diversas tareas de apoyo logístico a las fuerzas desplegadas en el archipiélago; concretamente el 17, la nave se posicionó estratégicamente al oeste de las islas para servir de buque de rescate ante eventuales derribos o ataques a naves argentinas.

El 1° de mayo, el "Sobral" acude al rescate de la tripulación de un avión Camberra de la FAA que había sido derribado por el enemigo. Pero en plena travesía hacia esa misión en la mañana del 2 se recibe la noticia del hundimiento del Crucero "ARA Gral Belgrano". En forma inmediata, la atención se centró en la búsqueda y rescate de las decenas de náufragos que se hallaban en las heladas aguas.

El Guardacostas "Islas Malvinas," una de las embarcaciones patrulleras más modernas de la Prefectura Naval por aquellos días, fue parte del componente que la fuerza policial desplegó en la zona del conflicto. Su tarea básica era el patrullaje, transporte de personal, tareas de reconocimiento; practicaje en zonas minadas y muchas otras que excedieron el rol policial de la institución.

El 1 de mayo a las 15:20, la nave se encontraba fondeada en "Bahía de la Anunciación" en momentos en que es atacado por un helicóptero de exploración inglés. La aeronave era parte de la dotación de la fragata HMS Alacrity; el guardacostas repele la agresión mediante el fuego de armas de uso policial, fusiles y ametralladoras diseñados para otro tipo de tareas. En la emergencia se usa también armamento de mano de la dotación. En la acción es herido un tripulante y el fuego procedente del guardacostas causa averías que hacen que la nave inglesa se aleje de la acción.

La transición del 2 al 3 de mayo sería tremenda para la dotación del Sobral. Sobrevolados también por un helicóptero, la tripulación se alista en los puestos de combate; solo un sobrevuelo primero, pero que crea el clima previo a lo inevitable. Minutos después, una segunda aeronave se aproxima y se entabla el combate. Metralla de 20mm y cañón de 40mm en medio de un mar embravecido resultan suficientes para que el helicóptero abandone la posición. Ciertamente este no sería el final de su trágica historia.

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A los pocos minutos, lejanos destellos anunciaban lo que se avecinaba: misiles de la clase "Sea Skua" lanzados desde helicópteros Sea Lynx harían del "Sobral" su blanco. Un primer impacto destruye la embarcación menor que se encontraba a bordo del buque. Otro misil pasa de largo sin impactar. El "Sobral" abre fuego en medio de la oscuridad. Sobreviene la calma y se evalúan daños pero a la 1:20 del mismo 3 de mayo un ataque devastador arrasa con el puente de mando llevándose la vida del Comandante de la nave Capitán Sergio Gómez Roca y otros siete tripulantes.

Así como la crónica entrecruza las historias, una y otra nave parecen hermanadas en un destino común, buques pequeños en lucha desigual, entrega y templanza de tripulaciones dispuestas a dar todo en el cumplimiento del deber. Este es solo un pequeño prólogo de dos de las tantas acciones heroicas que la gesta de Malvinas encierra, más allá del resultado final de la batalla.

Lo que sigue son las vivencias de dos hombres que honraron que cumplieron su deber en 1982 y que hasta el día de hoy siguen sirviendo con voluntad, con orgullo y por sobre todo con honor a su bandera y a su patria.

El Guardacostas "Islas Malvinas" cumplió con la totalidad de las misiones que se le asignaran. Lo hizo a pesar de tener limitada su potencia de máquinas a la mitad por averías sufridas en una de sus hélices. Posteriormente al producirse la rendición de las fuerzas argentinas, sobrevino el indescriptible dolor que para todo marino implica el hecho de entregar su buque y ser tomado prisionero.

El "Sobral", herido de gravedad pero no muerto, con improvisados elementos de navegación pudo emprender el regreso al continente, arribando a Puerto Deseado en la noche del 5 de mayo.

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Aguirre y Fondevila Sancet aquilatan recuerdos e historias. Las instituciones que representan junto a un importante número de buques mercantes y pesqueros constituyeron el componente naval en la guerra. Los buques de unos y otros se diferenciaban por su tamaño, por su armamento y por su misión. Eran iguales tal vez solo en una cosa: el valor puesto de manifiesto por todos y cada uno de los tripulantes, el que está más allá de cualquier análisis político sobre las situación institucional del país al iniciarse el conflicto. Ellos lo saben, lo importante es que el resto de la sociedad lo comprenda.

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