Cada nueva tecnología acarrea los temores lógicos acerca de cómo su uso va a modificar el cerebro de las personas. En esta última década, ninguna red social ha sido tan ampliamente ridiculizada y demonizada como Twitter, el servicio de mensajería de formato corto que cumplió 10 años esta semana.
El tiempo de uso y conocimiento ubicó a Twitter en un lugar de adicción a internet, sólo un año después de su lanzamiento en marzo de 2006. Susan Greenfield, neurocientífica británica, ha afirmado en repetidas ocasiones que la red tiene un efecto de "infantilización", por lo que los adultos piensan
-y, por tanto, se comportan- más como niños necesitados e hiperactivos que como adultos.
"Twitter ha recortado los lapsos de atención en las personas, entorpeciendo la capacidad de leer o pensar con falsas señales de la propia importancia social de las personas", sentenció la autora de Mind Change (Cambio de mentalidad), en el que busca plasmar cómo las tecnologías digitales están dejando una huella en el cerebro.
En contra de la opinión popular, sin embargo, ni uno solo de esos "daños" se ha demostrado de manera concluyente en verdad. De hecho, prácticamente todo lo que piensan que saben de cómo los medios sociales afecta al cerebro se basa en conjeturas. "No ha habido un estudio que haya logrado examinar los efectos de los medios sociales en el cerebro", dijo en una publicación Dar Meshi, neurocientífico cognitivo de la Universidad Libre de Berlín. "No sabemos nada sobre cómo el cerebro cambió o no en base a los medios de comunicación social", aclaró.
Silvia Ramírez Gelbes, doctora en Lingüística de la UBA, le explicó a Infobae que "Twitter no genera infantilización en las personas. Por un lado, creo que hay una construcción de la propia imagen en cuanto a que muchos tuiteros necesitan mostrarse ocurrentes. Eso, sumado a otros aspectos, es parte de la "adolescentización" de las personas. Se busca responder rápidamente con algo gracioso que se asocia a otros comportamientos adultos. Twitter es un emergente del cambio de la aproximación a la realidad y está a la revolución de Internet, en donde no se valora el tiempo, sino el espacio".
Lo que se sabe sobre el cerebro, en este momento, sin embargo, no se suma a la visión del terror que la gente como Greenfield han descripto. El cerebro está literalmente cambiando siempre, ya que se encuentra recibiendo nueva información constantemente
Cada cerebro es diferente y por lo tanto responde de manera distinta a ciertos tipos de estímulos
Meshi, junto con dos colegas, publicó una revisión bien recibida en las revistas en ciencias cognitivas donde evaluó las redes sociales y el cerebro. Ellos encontraron que ningún estudio ha demostrado que las redes sociales modifiquen el accionar del cerebro de una manera que es diferente o peor que, por ejemplo, tener una conversación o la lectura de un artículo periodístico. Y en los casos en los que no se ven los medios sociales para causar malos efectos en el comportamiento, no está claro si el medio es el culpable o si hay alguna razón secundaria.
El trabajo liderado por Dar Meshi ha encontrado que las personas con alta sensibilidad en sus núcleo accumbens (grupo de neuronas del encéfalo) izquierda, parte del sistema de recompensa del cerebro, están más en sintonía con Facebook. No es que Facebook ha cambiado o "podrido" sus cerebros, sino que logró un impulso natural más fácilmente visible.
Dependiendo de los tipos de procesos mentales que provoca, Twitter puede también teóricamente proporcionar todo tipo de beneficios cognitivos. Meshi reconoció que, cuando un texto o tweet se dirige a una persona, es probable que se activen las regiones del cerebro que tienen que ver con la cognición auto-referencial. Pero, por lo demás, aclaró que es "un proceso neuronal muy similar". En otras palabras, cuando se trata de la mecánica del cerebro, el medio no es decididamente el mensaje.
Por desgracia, hasta que más neurocientíficos tengan un verdadero interés en este campo específico es poco probable saber algo más detallado de lo que produce Twitter. ¿Habrá una conclusión en 2026?