La histórica visita de Barack Obama a Cuba marchaba a la perfección para Raúl Castro, hasta que la cordialidad del dictador cubano se esfumó. Es que el estadounidense acordó con el cubano que, además de las declaraciones de ambos, habría preguntas en la conferencia de prensa.
Castro, desacostumbrado a este tipo de situaciones, aceptó sólo dos consultas. Pero con una alcanzó para sacarlo de las casillas. "¿Por qué tiene prisioneros políticos?", lanzó en español el enviado de la CNN, Jim Acosta.
En ese momento, incluso la cara de Obama se transformó. Cordial, el estadounidense salió al cruce y contestó su parte, pero el momento de Castro llegó. Hubo silencio, hasta risas, porque Castro estaba consultando con un colaborador. Quizás buscaba respaldo, lo cierto es que eligió enojarse.
"¿Escuché algo de presos humanos?", "¿Es para mí la pregunta?", alcanzó a decir. Obama le aclaró: "Yo ya contesté, la segunda pregunta es para usted".
Visiblemente ofuscado, Castro elevó la voz y contestó: "Dime el nombre, dame la lista y si existen... antes de que llegue la noche estarán sueltos".
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