El presidente de Estados Unidos visitará Argentina. Barack Obama llegará al país el 22 y se irá el 24 de marzo. Estará en Buenos Aires y en Bariloche. Superará la presencia en Mar del Plata de 36 horas de George W. Bush en 2005 para defender su proyecto de libre comercio para América (ALCA). Lo acompañará un comitiva de más de 800 personas, entre personal de seguridad, cuerpo diplomático, congresistas, empresarios y otros funcionarios de alto rango. Más dos "bestias": dos limusinas que además de transportar deberán proteger la integridad del presidente.
Cadillac One y Cadillac Two, así fueron bautizadas oficialmente los dos servicios de movilidad que respaldarán la agenda de Obama en Argentina. Pero el Servicio Secreto las denomina popularmente como "The Beasts" por sus evidentes características poco ordinarias. La limusina que se viste de lujo es en esencia un camión de combate. Se anticipará al arribo del presidente. Llegarán en los próximos días en su avión privado, un C-17 Globemaster de transporte. Las dos "Bestias" viajarán junto a un Chevrolet Suburban, apodado Roadrunner, que representa una oficina móvil de comunicaciones de laminación diferencial conectada a un satélite militar.
El máximo mandatario estadounidense pisará Argentina a la medianoche del martes 22 y se hospedará en el Palacio Bosch Alvear, propiedad de la Embajada norteamericana, ubicado en el barrio de Palermo. A las 11 de la mañana del próximo día está previsto que junto a Mauricio Macri despliegue una actividad habitual para los visitantes extranjeros de alto rango: la tradicional colocación de una ofrenda floral en el monumento del General José de San Martín, en la Plaza San Martín. Media hora después ambos mandatarios mantendrán una reunión bilateral en el Salón Eva Perón de la Casa de Gobierno. Por la tarde, Obama encabezará un encuentro informal con jóvenes emprendedores argentinos en el Teatro Usina del Arte del barrio de La Boca y por la noche, el presidente nacional lo agasajará con una cena oficial en el Centro Cultural Kirchner. El segundo y último día en Argentina de la máxima autoridad del país norteamericano presidirá un "homenaje" a las víctimas de la represión de la última dictadura militar en el Parque de la Memoria, ex ESMA. Inmediatamente después, antes del mediodía, partirá con destino a San Carlos de Bariloche para firmar acuerdos entre el Invap y la NASA. Aunque reste confirmación, Obama se hospedará junto con su holgada comitiva en el histórico hotel Llao Llao, que le reservará exclusividad durante su estadía. En horas de la tarde del día 24 de marzo regresaría a Estados Unidos.
Durante su extensa y resumida agenda contará con la complicidad de ambos limusinas, ambas "Bestias" que lo llevarán de un evento a otro garantizando total confianza. Sus prestaciones manifiestan un nivel supremo de confort y seguridad. Estos Cadillacs DTS reversionados miden 5,5 metros de largo y pesan 6.800 kilogramos: no son vehículos de producción estándar. Dispone de una capacidad para siete pasajeros, dos conductores y cuatro acompañantes además del Presidente. Verdaderamente son fabricaciones a cargo de General Motors en Detroit. Algunas piezas producidas en serie mantienen su aspecto "Cadillac" y potencian la vinculación con las tradicionales limusinas. Pero su cuerpo, su robustez convergen mejor con las plataformas del Chevrolet Kodiak o del GMC Topkick. Estructuras compuestas por una combinación de materiales duros y suaves que además de absorber el disparo, disipan la energía del proyectil. De esta manera, prohíbe su penetración con una membrana exterior de máxima protección. Comúnmente se utilizan para blindar los vehículos materiales como acero de doble dureza, aluminio, titanio y cerámica.
Caraturarlo de vehículo blindado sería un eufemismo. No debe existir en el mundo un vehículo civil con ventanas superior a las prestaciones que entrega este blindado. Las puertas tienen más 20 centímetros de espesor y pesan tanto como las de un avión 757 Boeing. Como valor de seguridad adicional incluye acero entre las costuras para protegerse de las balas que puedan filtrarse por las hendijas del auto. Las ventanas tienen más de 15 centímetros de espesor, son a prueba de bombas y capaces de tolerar balas perforantes por sus múltiples capas resistentes. La única ventanilla que puede abrirse es la del conductor: sólo permite un espacio de seis centímetros para entablar comunicación con agentes en el exterior del vehículo. En la base de la limusina se instaló una placa de acero de más de 12 centímetros reforzados para neutralizar la potencia de un artefacto explosivo que se coloque debajo del auto. Hasta el depósito de combustible es blindado. Como segunda línea de defensa, en caso de impacto una espuma especial encubre el diésel para aislarlo y evitar su explosión.
Los neumáticos también disponen de una tecnología capaz de soportar embates subversivos. Son inmensas cubiertas Goodyear con llantas de acero y refuerzos de Kevlar, dotados de un dispositivo que mantiene a la "Bestia" a alta velocidad en caso de haber peligro inminente ante un hipotético daño en las llantas. El interior de la limusina es, además, hermético: está completamente sellado ante un eventual ataque químico. Además es capaz de aislarse mediante un mecanismo de bloqueo de seguridad que, en caso de emergencia, cierra todo el coche como si fuera una bóveda.
Sus conductores son agentes de la CIA o el Servicio Secreto, altamente capacitados para ejecutar técnicas de evasión en situaciones extremas. Deben tener cualidades supremas de resolución ante condiciones críticas, sortear averías mecánicas y una avezada maniobrabilidad del vehículo. También tiene acceso a equipamiento tecnológico como sistemas de comunicación, conectividad y unidad GPS en su módulo central.
En el baúl de la "Bestia" se especula que hay un sinfín de artefactos útiles dispuestos a utilizarse casos de emergencias. Comparten espacio equipos de extinción de incendios, tanques de oxígeno, cámaras de visión nocturna, escopetas, lanzagranadas y hasta una reserva de sangre del tipo y factor de Obama, en caso de ser necesaria una transfusión a bordo. Al frente del vehículos está equipado por un sistema nutrido de cañones de gas lacrimógeno.
Suficiente respaldo prestan los camiones vestidos de limusinas que llegarán al país en su avión privado para satisfacer las demandas de seguridad del presidente Obama. Los Cadillac One y Cadillac Two le dejarán su lugar de privilegio a nuevos vehículos de traslado protocolar que estarán emplazados en el flamante Cadillac CT6. Cuando el actual presidente cumpla con su mandato, las "Bestias" se jubilarán.