FAdeA, la fábrica sin clientes pero con un déficit millonario que dirigía La Cámpora

Una auditoría arrojó que desde su estatización "no se fabricó nada que pueda volar". Infobae conversó con su actual presidente, que denunciará la situación en la Justicia

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Lejos quedan los días de esplendor de la empresa estatal FAdeA, que gracias al mítico Pucará y a los famosos Pulqui I y II ubicó a la Argentina como el sexto país con más producción de aviones del mundo. Sin embargo, el panorama hoy es completamente inverso. Pese a que la firma "no fabricó ningún avión en décadas", en 2015 tuvo un déficit de 1.401 millones de pesos, según arrojó el informe preliminar y confidencial de una auditoría externa al que tuvo acceso Infobae. Las actuales autoridades de la compañía denunciarán la situación en la Justicia.

En 2009, la entonces presidente Cristina Kirchner decidió poner fin a la concesión que la firma estadounidense Lockheed Martin tenía sobre la Fábrica Argentina de Aviones "Brigadier San Martín" SA (FAdeA). Pagó 110 millones de dólares por sus acciones. El 99% quedaron en poder del Ministerio de Defensa y el 1% restante fue para Fabricaciones Militares.

La auditoría encargada a la consultora Deloitte comienza con la gestión del segundo presidente que el Gobierno ubicó en el directorio, el contador Raúl Argañaraz, el mismo que unos años antes como director financiero de ENARSA había firmado el pago del alquiler del avión que trajo al país al venezolano Antonini Wilson y su famosa valija. Se ganó la bronca de buena parte del personal cuando al poco tiempo los obligó a llenar un cuestionario sobre sus orientaciones políticas.

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El informe de Deloitte concluyó que durante el mandato de Argañaraz en FAdeA "se anunciaron planes productivos rimbombantes acompañados de contrataciones y compras de forma irregular". Tal es así, que el propio directorio lo responsabilizó por un desvío de fondos de 300 millones de pesos.

En 2013, La Cámpora tomó el control de FAdeA a través de Matías Savoca

Un dato con color: una de sus decisiones más polémicas fue pagarle 35 mil pesos a la actriz Florencia Peña para brindar una charla de tres horas sobre violencia de género. El contrato incluyó, además, 7.350 pesos por el IVA, los pasajes aéreos, el traslado terrestre y el alojamiento en un hotel de 5 estrellas, lo que haría trepar el caché por encima de los 50 mil pesos.

En 2013, La Cámpora tomó el control de FAdeA a través de Matías Savoca, un joven que tuvo un meteórico ascenso, desde que el ex interventor de Fabricaciones Militares Santiago Rodríguez lo nombró primero asesor y luego gerente en esa empresa, y al poco tiempo hizo valer su peso en el Ministerio de Defensa para ubicarlo como el reemplazante de Argañaraz.

El año pasado se pagaron 33 millones de pesos por horas extras

En apenas dos años, el déficit de FAdeA pasó de 150 millones de pesos en 2013 a 1.401 millones de pesos en 2015. ¿Los motivos? "Descontrol administrativo, contabilidad opaca. Se utilizó FAdeA como fuente de financiación de compras sin ningún beneficio y enormes erogaciones", advirtió el informe de Deloitte.

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La conclusión de la auditoría frente a las gestiones de Argañaraz y Savoca es la misma. "No se fabricó nada que pueda volar", evaluó. Aún así, el año pasado se pagaron 33 millones de pesos por horas extras. Y se abonaron adelantos a proveedores por montos superiores a lo adeudado.

Los proyectos eran muchos. A comienzos de febrero, el blog Periodismo y Punto los recopiló en un extenso artículo. "Luego de su estatización, se anunció que se harían 40 aviones IA-63 Pampa III, se repotenciaría el Pucará, avanzaría el proyecto de avión de la Unasur y se fabricaría un helicóptero sobre la base de un prototipo chino (CZ 11). Después firmó un acuerdo para la producción de piezas para el KC-390 de Embraer. Hace pocos meses, el ex director de producción, Tulio Calderón, agregó que en sociedad con Invap la planta se subiría a la industria de los drones", repasó.

Pero casi todo quedó en anuncios. Apenas se hizo volar un Pampa III en marzo de este año, ya con la nueva gestión y sin que se fabrique en serie. Y se ensambló un CZ 11. El resto es prácticamente humo. El proyecto de la Unasur se frenó y no hubo mayores avances con los drones. También se hizo una fábrica de pintura para rediseñar los aviones de Aerolíneas Argentinas, pero sólo se usó para una unidad.

Además, sólo se entregaron tres de los cinco conjuntos de partes comprometidas con Embraer. El dato contrasta con los 646 mil pesos que el entonces ministro de Defensa, Agustín Rossi, gastó para agasajar con un almuerzo a 1.900 personas, en un acto que con el pretexto del 87º aniversario de la empresa se utilizó para anunciar el acuerdo con la compañía brasileña.

Hay varios contratos que se están revisando, incluido el del helicóptero chino. También se está analizando un aporte de 312 mil dólares para un helicóptero experimental del que FAdeA no obtuvo ningún beneficio.

Por lo pronto, ya empezaron los cambios en FAdeA. Se acabaron las horas extras, las designaciones, los viajes, los viáticos, las tarjetas corporativas. Se estableció un sistema de jubilación anticipada, se suspendieron los servicios tercerizados, se redujeron las gerencias, se rescindieron contratos con abogados, se puso fin a un acuerdo con la Universidad de San Martín y se achicaron las cajas chicas.

Infobae conversó con la actual presidente de FAdeA, la riojana Cristina Salzwedel, comprovinciana del ministro de Defensa, Julio Martínez. "Nuestros abogados ya están trabajando en una denuncia, que será civil o penal, de acuerdo a lo que surja del informe final de la auditoría, que nos van a entregar entre mañana y el lunes. Pero no queremos hacer algo al voleo, sino una presentación que incluya en detalle todas y cada una de las irregularidades detectadas. Espero que por lo menos Argañaraz sea procesado", adelantó la funcionaria.

- ¿Se esperaban este panorama?

- Pensábamos que la empresa estaba complicada, pero la fábrica es directamente tierra arrasada.

- ¿Por qué una empresa que no fabrica nada tiene semejante déficit?

- FAdeA tiene mucho para hacer, pero la usaron como una caja política. Por ejemplo, dejaron de fabricar los Puelche, destinados a la agricultura, cuando se pelearon con el campo. Eran aviones económicamente accesibles, que costaban 250 mil dólares. También podrían salir a buscar clientes, pero tampoco lo hicieron.

- ¿No tiene clientes?

- Sí, pero uno solo. FAdeA sólo le vendía al Ministerio de Defensa, es decir, al dueño. Le facturaba por el mantenimiento de los aviones y con eso pagaba los sueldos. Pero además había programas de Responsabilidad Social Empresaria y por ahí se iba dinero.

- ¿En qué consistían esos programas?

- Construir una plaza, hacer casas, la mayor parte de las cosas durante las campañas políticas acá en Córdoba. Un caso paradigmático son 1.500 metros cúbicos de hormigón que compraron, de los cuales sólo ingresaron poco más de 900. ¿Para qué necesitaba ese material una fábrica de aviones?

- ¿Cuántos empleados tiene?

- Son alrededor de 1.600. Hay mano de obra muy calificada y otra gente que está en áreas donde no hay mucho trabajo y que hay que salir a buscarle tareas.

- ¿La nómina creció en los últimos años como ocurrió en otras áreas del Estado?

- En el último año no creció, pero sí en 2012 y 2013, cuando entraron 750 empleados, por lo que duplicaron el personal.

- ¿Esos empleados nuevos tienen vínculos políticos?

- Es probable, porque si bien entraron unos 60 ingenieros, el resto son administrativos, que son los cargos que se suelen usar para colocar militantes. La Cámpora controlaba el último directorio.

- ¿Qué planes tienen para la empresa?

- El informe se lo vamos a presentar al ministro de Defensa para que se lo eleve al Presidente (Mauricio Macri), quien va a decidir el destino de la fábrica. Por lo pronto, trazamos un plan estratégico, al que le vamos a dar un retoque, pero cuyo objetivo es salir a buscar clientes.

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