El contrato firmado en 2015 le costaría a Apple entre 400 y 600 millones de dólares al año, según aseguró el sitio web estadounidense especializado Re/code, que cita fuentes anónimas cercanas al acuerdo.
A pesar de esto, podría ser un trato de corta duración porque la compañía con sede en la ciudad californiana de Cupertino está construyendo su propia infraestructura.
Además de su carácter simbólico, este contrato le ofrece a Google un importante impulso en su guerra contra Amazon y Microsoft en el lucrativo mercado de los servicios informáticos inmateriales.
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Apple, que por el momento no tiene la infraestructura necesaria para gestionar todos sus servicios en la nube, también utiliza la Amazon Web Services (AWS).
AWS es una división de Amazon especializada en cloud computing y representa una de las principales fuentes de recursos del gigante del comercio en línea.
Apple también recurre a Azure, una rama de Microsoft también especializada en servicios en la nube.
Microsoft, Google y Amazon les permiten a las empresas y gobiernos utilizar sus servidores en lugar de construir sus propias infraestructuras informáticas. Éste es un atractivo modelo de negocios, porque les ofrece a los clientes una mayor flexibilidad y menores costos.
Amazon domina este mercado, seguido por Microsoft. Mientras que Google, tercero por lejos de los dos anteriores, reduce sus precios para tratar de acelerar el paso.