La vorágine de un día laboral puede llevar a que algunas comidas del día deban tener una preparación rápida y sencilla. El delivery es práctico, sí, pero la economía -en muchos casos- no permite darse lujos demasiado grandilocuentes. Y muchas veces, los alimentos congelados son la mejor opción para salir del paso. Desde verduras y vegetales hasta milanesas ya preparadas que sólo necesitan cocción.
Pero adoptar este tipo de rutinas tiene que generar interrogantes y con ellos, respuestas específicas. Desde lo sano que pueda ser para darle a un chico hasta la conservación de las propiedades nutritivas o el miedo a que ese producto, a pesar de esta frío, no esté fresco. Y claro, los precios, que son una variable más que fundamental.
La licenciada en nutrición Alejandra Caponi (MN 3.144) del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna detalló con precisión ocho mitos y verdades que giran alrededor de los congelados.
La mayor parte de las frutas, verduras y vegetales conservan sus nutrientes, sabor, color y textura si se manipulan y congelan de manera correcta. Los vegetales que se cosechan y se congelan de inmediato pueden preservar mejor sus cualidades que aquellos que sufren procesos de transporte, manipulación y cambio de temperatura, entre otros.
Los productos que ya vienen congelados pueden tener sal, aditivos y conservantes, mientras que la fruta o verdura que se consigue en el mercado y que se congela en casa no precisa ningún elemento que necesite ser añadido.
Las bolsas para congelar son de material especial que no se modifican con la temperatura y tienen un sello hermético que ayuda a que se cierre el producto en un entorno más seguro.
Depende. Decir "temperatura ambiente" es un término vago, no es igual en una ciudad que en otra. Lo recomendado sería pasar del congelador al refrigerador y dejar descongelar los alimentos en este. La siguiente opción sería sumergir el recipiente o bolsa sellada en agua fresca (nunca caliente), de forma que se descongele por transferencia o robo de calor de forma gradual. Los alimentos se pueden descongelar en el microondas, pero siempre se corre el riesgo de que el proceso se pase unos segundos y la textura del alimento se deteriore.
Preferentemente no, ya que cuanto más se manipule, mayor será el riesgo de contaminarlo. El proceso de descongelado favorece la multiplicación bacteriana y podría haber riesgo de una intoxicación alimentaria. El consejo es consumir lo más pronto posible cualquier tipo de alimento después de ser descongelado.
La mayoría de las carnes, frutas y verduras no se deterioran con la congelación y se conservan mejor. Otros alimentos, como aquellos que contienen almidones como papas, banana, entre otros, si se modifican con las bajas temperaturas y adquieren una textura viscosa. Tampoco debe congelarse la mayonesa ni las salsas grasas ya que el frío las fragmenta separando el agua de la grasa. Otro proceso que puede darse es la erosión por frío, esto ocurre porque el alimento se deshidrata (si no está en un recipiente hermético) y pueden producirse manchas de color oscuro o cambios en la consistencia.
Siempre será mejor un alimento fresco que no haya sufrido manipulación o transporte. Sin embargo, los congelados suelen preservar muy bien los nutrientes, sabor, color, y textura de los alimentos y son una forma fácil de garantizar que se cuente con vegetales y frutas, así estén fuera de temporada, listos para servir a lo largo de todo el año.