La Unión Europea (UE) está haciendo catarsis sobre sus incursiones en Oriente Medio y el Magreb (norte de África). Los resultados no salieron según lo esperado, ni cercanamente. Las maravillas y los sueños de "democracia y libertad" de la llamada Primavera Árabe sólo generaron cientos de miles de muertos y varios millones de refugiados dentro de sus fronteras.
Luego de cinco años de descalabros, los Estados miembros de la UE (28 en total por el momento) han realizado casi media docena de reuniones y cumbres extraordinarias sobre la complejidad del problema migratorio. La resultante ha sido clara y dio un ganador indiscutido: Turquía, que se ha erigido en el gran extorsionador en ese trágico juego.
La reunión del pasado lunes en Bruselas concluyó en juramentos y responsabilidades compartidas, asistencia y grandes compromisos poco creíbles, según informo la BBC de Londres, y lo cierto es que la cuestión de fondo se sigue agravando.
Es correcto lo que señala la cadena BBC sobre las condiciones en que de miles de refugiados están viviendo en Grecia y Turquía: ofende la condición humana y deja en claro que la construcción mediática de una Europa moderna y democrática era sólo eso, una construcción mediática, un gran teatro que permitió y apañó por años a dictadores árabes como Bashar al Assad y que hoy, ante los crímenes masivos del régimen sirio y sus socios, Rusia, Irán y el Hezbollah chiita libanés, se muestra horrorizada. Los británicos tienen claro el escenario, aunque para ello hayan tenido que padecer la voladura de sus autobuses y la decapitación de uno de sus soldados en su propio suelo.
Las reuniones, los apretones de manos, las sonrisas, las caras austeras y los miles de millones de euros que Turquía se llevó por convertirse en agente fronterizo han resultado un gran negocio para el presidente Erdogan, pero han fracasado y la propia unidad de Europa ha empezado a zozobrar, aunque todavía tiene vida. Y eso que han perdido ya cerca de 12 mil personas víctimas de la desesperación de la guerra y la hipocresía de traficantes de seres humanos en el Mediterráneo y sus aguas adyacentes desde 2014 a lo que va de este año.
Los intentos de Ángela Merkel por distribuir con razonabilidad germánica a los refugiados en distintos países de la Unión Europea quedaron lejos y ya son historia. La crisis económica europea sigue trepando con la suficientemente gravedad como para que ningún político arriesgue su carrera por actuar con "responsabilidad, humanismo y fraternidad", palabras que algunos países tendrían que comenzar a borrar de sus enseñas y consignas nacionales.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el número de refugiados hacinados en la frontera greco-macedonia se ha triplicado, lo que aumenta también la angustia y la desesperación entre ellos. El cierre de la frontera en Macedonia es sólo un caso de gravedad más de los que se están repitiendo por toda Europa. Para entender esta realidad que viven esos seres humanos desde este lado del Atlántico, alcanza con leer un informe objetivo sobre el tema realizado por la cadena Al Arabiya en lengua árabe, en él se describe la catástrofe con suma exactitud. No hay terroristas del ISIS entre ellos, los terroristas se infiltraron y entraron en Europa con las primeras olas migratorias y ya están gozando de los distintos países de acogida desde 2015, mientras planean ejecutar ataques allí donde se han radicado.
El tapón que significan los 90 mil refugiados que se estima hay en Grecia quedarán allí, varados y sin otro destino que el de la espera, la deportación y el regreso a una muerte casi segura.
"Grecia, como es sabido, no tiene posibilidad material de resolverle la vida a nadie, pues no puede hacerlo con los propios griegos", declaró a la prensa británica el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en lo que configura una movida política de Turquía para llevar agua a su propio molino y solicitar dinero a la Unión Europea a través de conductas extorsivas para absorber inmigrantes y cobrar más dinero por ello a los países europeos. La pregunta que se efectúa desde el área de DDHH en Naciones Unidas es ¿qué será de esas 90 mil almas arrumbadas en campos como los de Idomeni, donde ya hay cerca de 15 mil refugiados (2900 de ellos niños), no sólo sirios, sino también iraquíes, afganos, pakistaníes e incluso africanos?
"No hay que ser un físico para saber qué pasa cuando a un tanque se le carga más contenido de lo que le cabe y que los resultados pueden ser catastróficos si ese contenido es inflamable", sostuvo Ángela Merkel, ante lo acontecido el lunes 29 de febrero, cuando un grupo de familias de refugiados derribaron un sector de la valla fronteriza entre Grecia y Macedonia, lo que hizo que la policía reprimiera con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
En Atenas, los centros de acogida de refugiados están repletos, como las zonas periféricas al puerto del Pireo, donde están muchos de los recién llegados en alguno de los dos transbordadores destinados al trasporte de los refugiados que llegan a islas como la de Lesbos, el punto de arribo de los refugiados que parten desde Turquía.
Si bien la crisis en la frontera de Grecia con Macedonia es un nuevo y difícil escollo para los refugiados que hasta hace apenas un mes cruzaban con cierta facilidad buscando países de Europa Occidental como Austria, Alemania o Suecia, en el norte de Francia, al borde del euro túnel que une la localidad francesa de Calais con Folkestone en Inglaterra, se generó otro peligroso cuello de botella.
En las cercanías de Calais, comenzaron a formarse campamentos de refugiados que querían tener la oportunidad de cruzar el canal de alguna manera. Los campamentos crecieron improvisados, sin ninguna condición de salubridad; crecieron tanto que hasta les pusieron nombre como el de "La Jungla", debido a la decisión británica de no recibir más refugiados frente a la crisis. Mientras Francia lo dejó de hacer hace meses, aguardando que pasen a Gran Bretaña y esperando que David Cameron se condoliera.
Pero he aquí que en las últimas semanas, François Hollande descubrió que los ingleses no son muy dados a cambiar las tradiciones y, antes de que la situación estallara, decidió poner fin a la espera de los refugiados con topadoras para diseminarlos por toda la región para que se los vea menos. El desmantelamiento de las carpas por parte de la policía francesa fue a fuerza de derribos e incendios que ocasionaron serios disturbios. Según fuentes de la prensa francesa, son entre siete y diez mil los refugiados que se encontraban allí, hoy muchos de ellos han desaparecido y huido para no caer bajo en control de las autoridades, y "eso no es nada bueno para los europeos", ha declarado Cameron.
La crisis de los refugiados no sólo ha desnudado los errores europeos y el apoyo dado por décadas a regímenes dictatoriales árabes laicos o teocráticos; mostró también el egoísmo contumaz de políticas que han echado por tierra todo lo que Europa pregonó desde la Segunda Guerra hasta ahora.
La crisis migratoria actual ha dado la gran oportunidad a neonazis como el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y centenares de partidos y organizaciones de la ultraderecha europea a exaltar acciones abiertamente racistas y hasta judeófobas, aunque no haya judíos entre los inmigrantes. Estos grupos fascistas están mostrando que ya no sólo son grupos pequeños de exaltados, sino un número considerable dispuesto a incendiar nuevamente la historia.
Hasta ahora, la UE solo ha tenido un plan, el de pagarle a Erdogán, el patrón de Turquía, para que "de algún modo" detenga a los refugiados en su territorio "del modo que sea". En el último acto extorsivo, cuando se creía que Europa aportaría alguna idea nueva, volvió a caer en la trampa turca y ahora los 1500 millones de euros que Erdogan exigió por los últimos 9 meses, a partir de la reunión en Bruselas del último lunes serán 6.000 mil los millones mensuales para el gobierno turco, que continúa realizando un excelente negocio con los refugiados haciendo las veces de barrera y bloqueo de la ola migratoria a Europa Occidental.
Además, se habla sin tapujos de deportaciones a Turquía, que ya tiene cerca de 3 millones de refugiados en su territorio. Sin embargo, Erdogan sabe manejar la situación y, como siempre lo hace, continuará barriendo los problemas bajo la alfombra o bajo la tierra, que es más o menos lo mismo en su visión de esta desgracia para miles de seres humanos.
¿Qué pasó con los innumerables tratados internacionales sobre derechos humanos, los derechos de asilo y los derechos de los niños que los europeos han ido promoviendo y defendiendo a lo largo de su historia? Pareciera ser que sólo se trata de propuestas para sus discursos públicos, según sostiene el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El problema no parece haber sido comprendido por los europeos, la bomba que activaron al sostener y comerciar por años con regímenes dictatoriales negando los males que esas dictaduras ocasionaban hoy estalla en suelo propio de varios países de Europa.