10 razones que hacen al Salón de Ginebra el mejor de todos

Por qué el evento suizo es el primero del podio

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El Geneva International Motor Show es, traducido, el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra: el mejor de todos los salones   162
El Geneva International Motor Show es, traducido, el Salón Internacional del Automóvil de Ginebra: el mejor de todos los salones  162

El Salón Internacional de Ginebra no es una muestra más. Coexisten una decena de facultades exclusivas para presumir por sobre los Salones de Frankfurt o París. Su referencia histórica, el escenario coyuntural, su ubicación en el calendario, su localización global, sus políticas democráticas de distribución de espacios, un conglomerado de atributos que postulan a la convención suiza como la más extraordinaria del mundo. Un sinfín de razones enseña la gala para colmar las expectativas de la prensa especializada, la industria toda, las compañías más importantes, las menos importantes, las de diseño, las artesanales, las marcas proveedoras, los auspiciantes, los fanáticos. En el Salón de Ginebra entran todos.

Por qué el evento suizo es el primero del podio

Diez días de duración. Abierta del 3 al 13 de marzo. Del primero del mes los periodistas especializados tuvieron el privilegio de recorrerla antes de la apertura al público. Cuenta con un total de 165 puestos. La entrada de adulto tiene un valor de USD 16,09. Está anclado en el Congreso Palexpo, una edificación integrada al aeropuerto internacional y a sólo diez minutos del centro de la ciudad suiza. Dispone de una superficie de 100 mil metros cuadrados y siete pabellones. Recibe un promedio anual de 700 mil visitantes. El Salón Internacional de Ginebra entrega una carta de presentación proclive. Allí se manifiesta toda la espectacularidad, la modernidad, la heterogeneidad de la industria automotriz. Como en ninguna otra.

Es la edición número 86, estadística que ostenta ante otros salones internacionales. Su cúmulo de presentaciones casi ininterrumpidas baña de historia y de consistencia a la feria automovilística más antigua de todas. En contraste a otras ferias de trascendencia como las de Frankfurt o París, Ginebra sostuvo su gestión a lo largo de los años con una prestación periódica, una cita anual fija. El valor de su posición apolítica se cobra en la continuidad y la resistencia de su obra.

Ginebra tuvo de todo: el mejor auto del mundo, el mejor auto del año, un coche de tres ruedas, una moto de cuatro, unos neumáticos completamente esféricos. No le faltó nada   162
Ginebra tuvo de todo: el mejor auto del mundo, el mejor auto del año, un coche de tres ruedas, una moto de cuatro, unos neumáticos completamente esféricos. No le faltó nada  162

Su imbatibilidad quizás se corresponda con su naturaleza neutral, propia de la identidad suiza. La neutralidad se convirtió en un elemento indisociable de la historia moderna de Suiza. La cultura helvética, caracterizada por sus condición ancestral de imparcialidad, se corporiza en la parcelación de espacios. Los organizadores no concibieron preferencias cuando distribuyeron los stands. En contraposición a otros prestigiosos salones, donde las compañías explotan su posición local para acaparar los centros de exposición con presentaciones estridentes, la feria de Ginebra adopta una política singular de administración de puestos despejando de privilegios a las compañías líderes. Una postura político-cultural democrática, heterogénea, leal que se sostiene a partir de la exclusividad y el valor agregado que distingue a Ginebra de salones donde automotrices alemanas, francesas, asiáticas, estadounidenses hacen valer su condición de nativo.

Esta distribución plural de los espacios genera un atractivo distintivo, característico de la muestra. Todas las marcas todas, sin privilegios, sin honores, sin excepciones, conviven bajo el mismo techo. Su condición de nación neutral seduce a las compañías menores, a los fabricantes artesanales, a las casas de diseño, a las marcas exclusivas. Es un aspecto medular de Ginebra: promover la competitividad a través de un escenario diverso y lineal. Y la consigna de que no falte ninguna marca a la cita suiza potencia el lanzamiento de creaciones impactantes.

Porque así como estimula a los estudios de diseño a exhibir sus nuevas construcciones, obliga a las compañías tradicionales a develar lanzamientos igual de majestuosos. El principio de toda competencia leal: promover la creatividad y fomentar la constancia. Ginebra así eleva la vara. Le concede oportunidades de exposición y repercusión a fabricantes exclusivos, constructores especializados y diseñadores de modelos extravagantes, y no desatiende a los gigantes de la industria, al contrario: los desafía. Es por eso que esta postura demócrata, heterogénea y noble, además de ser absolutamente deliberada y premeditada, presenta un marco único para el lanzamiento de vehículos deportivos de excepción. Los superautos, los hypercars, las creaciones más estrafalarias del mercado, son las vedette de la cita helvética. Por eso la elegancia, el glamour y el diseño nunca van a faltar en la ciudad suiza.

Por el reto que significa Ginebra, las firmas automovilísticas se desvelan para anunciar sus prototipos, sus concept cars, su apertura al futuro. Históricamente esta muestra europea fue la cita que reveló al público por primera vez creaciones emblemáticas como el Jaguar E-Type, Ford Capri y Audi Quattro, autos que tuvieron su bautismo en el Salón de Ginebra. En esa sintonía, la vista puesta en el mañana se materializa con la exhibición de tecnologías superiores, de proyectos futuristas, conceptos vanguardistas, manifestaciones ecológicas. El salón suizo le abre la puerta al mañana con diseños pensados para el después. Autos híbridos, eléctricos, enchufables se filtran en la escena ganando tanto protagonismo como los más espectaculares deportivos. O incluso opacándolos. Sucede que también de hypercars se dotó la vertiente de la industria automovilística comprometida con el medioambiente. Lujosas berlinas, bólidos extravagantes, agresivas SUV tecnológicas que se mueven por energías renovables, sustentables, alternativas, amables con el ambiente, con cero emisión de gases contaminantes. El concepto de movilidad vehícular que no impacta en el medio ambiente encontró su escenario ideal en el Congreso Palexpo ginebrino.

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El Salón suizo también se precia de ser el estreno de los grandes salones del automóvil. Las otras grandes muestras vienen después. La ciudad suiza se anticipa, abre el año, anuncia lo que le deparará a la industria en 2016. Por ello, además de inaugurar el calendario funciona como plataforma para el lanzamiento de nuevos autos, nuevos diseños y nuevas tecnologías. Es una lanzadera del mundo automotriz. Aunque a su vez, la feria denuncia el costado dicotómico de la industria: los modelos concebidos para el uso diario por el común de la gente diseminados entre prototipos adelantados al mañana, los vehículos futuristas, los ejemplares exclusivos para la dicha de privilegiados y coleccionistas.

Esta dualidad tiene una representación tajante en la denominación pretenciosa de lo que se entiende por el "mejor auto". El Salón de Ginebra puede ufanarse de tener bajo el mismo techo al considerado "mejor auto del mundo" y al premiado "mejor auto del año". Por su diversificado contenido, por su don de la oportunidad, por su naturaleza neutral, por su significación en el calendario y en la localización, por ser simplemente Ginebra es que el Bugatti Chiron y el Opel Astra comparten recinto. El Chiron es la máxima estrella de la contienda. "El coche más potente, rápido, lujoso y exclusivo jamás fabricado", definido por los fabricantes y avalado por toda la industria. A su lado, el Astra recientemente galardonado con el premio al "mejor coche del año", el trofeo más preciado por la industria automovilística europea y que fuera entregado en el acto iniciático del Salón de Ginebra. Opel recibió 309 votos según el juicio de la organización Car of The Year (CoTY), integrada por un jurado de 58 periodistas especializados que estudian la relación precio-calidad de los vehículos europeos. El Volvo XC90 con 294 apoyos y el Mazda MX-5 con 202 puntos completaron el podio.

Celebrado desde 1905, Ginebra es el Salón del Automóvil que registra más ediciones. Es el que más periodicidad tuvo. Es el que se realiza cada 365 días. De los más importantes, es el que abre el año. El que se encuentra en el medio del mapa, cerca de muchos y no tan lejos de algunos. El que presentó al mejor auto del mundo y el que entrega el premio al mejor auto del año. Es el único que puede ostentar su condición natural de país neutral. Es el que gracias a sus principios de imparcialidad, recibe gustoso a compañías de cualquier dimensión. Eso lo convierte en el Salón más diversificado, plural y competitivo permitiendo el despliegue de un escenario ideal para el lanzamiento de los autos más espectaculares, exclusivos e impactantes.

Ginebra, el salón que no le importa explicar porqué es el mejor de todos los salones

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