"A nosotros siempre nos maravilla cómo juegan los argentinos al fútbol", dijo el presidente francés, François Hollande, de visita en nuestro país esta semana. El mandatario galo trajo incluso en su comitiva a varios argentinos que se han consagrado en Francia en rubros que van de la literatura a la gastronomía, pasando lógicamente por el fútbol. En este rubro, David Trézéguet fue de la partida. Pero esto es sólo una pequeña muestra de la gran cantidad de compatriotas que han dejado su huella en las artes o en el deporte galos.
Si se busca en la red, hoy pueden encontrarse decenas de videos –incluso tutoriales- que enseñan cómo hacer la "calesita" de Zinedine Zidane, el gran astro del fútbol francés. La jugada, que aparece también con el nombre de "ruleta", fue llevada a Francia por un argentino que fue contratado por el Racing de Estrasburgo a mediados de los 60.
En los tiempos en que José Farías empezó a jugar al fútbol, todavía no se televisaban en directo los partidos, y es por eso que hay pocos registros audiovisuales de este goleador genial que en 1966 le dio una Copa de Francia al Racing de Estrasburgo –su primer destino en ese país- y luego brilló en el Red Star de París.
Aunque en Argentina esto se desconozca, en los archivos del Club francés se han encargado de honrar a Farías y dejar sentado a través de una serie de fotografías el copyright de esta ingeniosa jugada que era su sello y que años más tarde popularizaría Zidane: la calesita o, en francés, la roulette (rueda o ruleta).
"No, no fue Zizou (Zidane) quien hizo primero este gesto en nuestro campeonato, sino José Farías en los años 60", decía un blog especializado, citando un artículo del año 1967, en el que el propio José Farías, recién llegado del Racing de Estrasburgo, explicaba su jugada, la especialidad que "lo volvió famoso en todas las canchas de Francia desde que dejó su Argentina natal".
Ahora bien, como el mismo Farías lo confesaba, él tomó el gesto de otros. "Está en nuestra naturaleza –decía este jugador, oriundo de Bolívar, provincia de Buenos Aires-; nosotros, los sudamericanos, somos unos grandes enamorados de la pelota. Desde muy chico yo quise copiar a las estrellas. Vi jugar a Rubén Bravo cuando era pibe. El centro delantero argentino Pontoni me aportó mucho porque tenía gestos técnicos extraordinarios. Pero lo más impactante ente nosotros es la imaginación, el espíritu inventivo que anima a todos los que juegan con la pelota. Vean, por ejemplo, mi famosa jugada de la roulette, como la llaman ustedes, se la vi hacer a un ilustre desconocido en un terreno baldío".
"Genial inventor de la roulette, mucho antes de que Zidane la popularizara, Farías dejó una huella indeleble en el Red Star"
"Era un precursor. De esos que ven e imaginan el fútbol antes que los demás –recordaba otro artículo del Red Star, escrito en homenaje a Farías, que falleció en 2004-. Genial inventor de la roulette, mucho antes de que un tal Zinedine Zidane la popularizara ante el gran público, José Farías dejó una huella indeleble en Saint-Ouen. El Redstar lo recuerda, en el mes en que hubiese cumplido 76 años".
El artículo destaca también que José Farías tiene su retrato en los pasillos de La Bombonera, "un honor bien merecido". Nacido en Bolívar el 17 de abril de 1937, antes de dejar la Argentina Farías había jugado en Boca, Gimnasia y Esgrima, Los Andes, Lanús y Huracán. Inicialmente contratado por el Racing de París, es en el de Estrasburgo donde recala a poco de llegar a Francia y empieza en la capital alsaciana su exitosa carrera: 47 goles en tres temporadas , un Campeonato de Francia en 1966 y la hazaña de sacar de competencia al Milan y al Barcelona en una Copa Europea, antes de caer frente al Manchester en cuartos de final.
Su paso por Estrasburgo dejó huella en el fútbol alsaciano, pero también lo marcó a él, que decía que allí había adquirido "una resistencia, una obstinación, una fuerza de carácter y una voluntad de ganar" que eran nuevas para él.
Llega entonces el momento de volver a París, esta vez al Red Star.
"Un futbolista debe ser un mago con una gran valija": es la frase que le gustaba repetir, dice el artículo. Su famosa calesita encantará enseguida a los hinchas. En su primera temporada en este club, jugando con la nº10, anota 14 goles en el campeonato, y en los tres años siguientes, desde su posición de ataque será clave para mantener al Red Star entre los clubes de vanguardia. Y ello, pese a su edad algo avanzada ya para el fútbol: 34 años.
"El mago retomó su valija"
Volverá luego como entrenador hasta 1974, año en que regresa a la Argentina. Se instala en Olivos, pero no se aleja del deporte. Crea una escuela de fútbol y llega a ser Presidente de la Unión Latinoamericana de Entrenadores.
"José nos ha dejado en 2004. El mago retomó su valija", dice el emotivo artículo del Red Star, en referencia a la muerte bastante prematura de Farías, a los 67 años, en junio de 2004, víctima de un cáncer.
Los que los conocieron dejaron en los archivos testimonio de la "alegría de jugar" de quien "no sólo es un gran jugador sino que sabe mantener un excelente ambiente; es realmente un tipoo perfecto".
Llegado al Red Star en el 69, en septiembre de ese año, entrevistado por L'Equipe, Farías decía: "El año pasado, tuve la ocasión de respaldar a Pierre Bernard. Y, para qué ocultarlo, me veo con ciertas disposiciones para ese rol. Debo ayudar a los dirigentes a mantener la llama y una moral elevada. Me esfuerzo en el terreno por galvanizar a mis camaradas, incluso dar algún consejo, corregir la posición de tal o tal. Soy, en suma, el adjunto de [el entrenador Ladislas] Nagy".
"Le aportó a Francia ese toque indispensable, esa pimienta necesaria, la alegría de jugar a partir de una técnica irreprochable"
Tenía vocación docente y por eso al dejar de jugar empieza una carrera de entrenador y como tal volverá al Red Star del 72 al 74. En 1973, en Football Magazine, Guy Garrigues describía a Farías como técnico: "Conocí muchos entrenadores (pero) nunca uno como José con quien no necesitaba hablar para entenderme. El argentino es como yo, hecho en el mismo molde: es un apasionado pero como todos los apasionados está sujeto a altibajos, a períodos tristes y a problemas de conciencia. Farías respira el futbol, no vive más que para él. Nos lo insufla. Yo jugué con él: era más severo con sus camaradas de lo que lo es hoy con sus jugadores. Y ése es justamente el único reproche que le puedo formular: joven entrenador, no tiene todavía suficiente firmeza para imponerse totalmente. ¡No se pueden imaginar cómo vive los partidos! ¡Es indescriptible! Le aportó a Francia ese toque indispensable, esa pimienta necesaria, la alegría de jugar a partir de una técnica irreprochable. Adora el espectáculo por el espectáculo mismo y creo que ningún hincha habrá reprochado esta forma de jugar, sudamericana sin duda, tan exaltante para un europeo."
"En el terreno, tenía talento -dice por su parte Ernest Jacky, ex presidente del fútbol alsaciano-, pero antes que nada era un hombre de corazón. Inteligente, abierto. Sus intereses iban siempre detrás de los del conjunto. Pierdo a un amigo, entrañable. Fui a verlo a Buenos Aires, en noviembre, sabía que estaba muy enfermo. Así que desgraciadamente me esperaba esto. Dos de sus tres hijos nacieron aquí (en Alsacia). De nuestro país, guardó una pasión y un vocabulario muy rico, incluso treinta años después de su partida".
Como centrodelantero, Farías jugó 138 partidos en el club de Estrasburgo: « Todos lo adoraban, sigue recordando Jacky. Además, puso de moda la Roulette. Giraba sobre sí mismo, con la pelota bajo el pie, para driblear al adversario. ¡Un artista!"
Raymond Kaelbel, uno de sus camaradas de equipo, dice : « Era un buen tipo. Cálido, inteligente. Se interesaba por los demás, dentro y fuera de la cancha. Además, tenía una fuerte personalidad. Si tenía que decirte algo desagradable, venía a decírtelo en la cara. Era un muy buen jugador pero sobre todo un tipo excepcional".
Un detalle anecdótico, pero significativo para los argentinos, es que Farías fue compañero de equipo pero también amigo entrañable de Ángel Rambert, al punto que cuando éste falleció, muy joven, a los 47 años, José se convirtió en tutor y representante de su hijo Sebastián.
"José Farías es una leyenda del fútbol en Francia, un jugador de una rara técnica y para sostener esta afirmación hay que saber por ejemplo, que fue este ex jugador de Estrasburgo y del Red Star el que importó en Francia la roulette que Zinedine Zidane hizo célebre", puede leerse en un blog.
Farías fue uno más de esos argentinos que, como dijo François Hollande sobre San Martín, "le tenía apego a nuestros dos países": sin perder jamás su tono y su estilo ben porteños, adquiridos en los años que vivió en Buenos Aires, adoptó a Francia, su idioma y su gente, y mantuvo siempre los lazos con aquel país que, como vemos, guardó de él un recuerdo afectuoso y agradecido.