"Leo despacio". "Cuando leo estoy tan cansado que me quedo dormido". "Leo y abandono el libro de inmediato". "Me asusta un libro de más de 400 páginas". Éstas son sólo algunas de las excusas que los lectores anteponen cuando se les pregunta cuántos ejemplares han leído en un año. Y muchos de ellos son ciertos. El tema es cómo saltar esas barreras y convertirse en un "devorador" de obras.
Y en esa línea se dirige un artículo publicado en Harvard Business Review, en el cual su autor recuerda sus años de estudiante cuando un profesor de historia de América Latina lo inspiró y le enseñó a leer de manera compulsiva para poder ser parte de conversaciones en reuniones en las que jamás hubiera encajado.
El artículo, escrito por Peter Bregman -un norteamericano reconocido por ser formador de líderes en diferentes disciplinas-, rememora su paso por la Universidad de Princeton, en la época en la que el académico Michael Jiménez le enumeró los secretos para poder leer -al menos- un libro por semana.
"Espero que no estés leyendo los libros palabra por palabra", le dijo Jiménez a su alumno cuando éste le consultó al respecto. Y fue allí cuando lo "iluminó". La respuesta, obviamente, fue positiva, a lo que el sabio profesor le aconsejó: "Escucha, tú no necesitas leer esos libros. Tú necesitas entenderlos". Por supuesto que Jiménez se refiere a títulos de no ficción, donde el lector no se sumerge en un mundo inventado por el escritor.
Fue en ese momento en que le enumeró las cinco claves para ser un lector rápido y voraz:
1 - Empezar con el autor. Leer una breve biografía sobre el escritor facilitará saber a quién se enfrenta uno. Una buena entrevista hecha al autor podría ser un buen comienzo para conocer respecto a sus ideas y sus creencias.
2 - Leer el título, el subtítulo, las solapas y el índice de contenidos. ¿Cuál es el argumento central del libro? ¿Cuál es el planteo que propone el autor? En ese momento, seguramente uno ya esté capacitado para describir la idea principal del libro y decírsela a alguien que no sepa nada sobre él.
3 - Leer la introducción y la conclusión. Los autores plantean los casos en el inicio y en el final de sus libros. Por lo general en los prólogos y los epílogos. Leer estos dos capítulos palabra por palabra, pero de manera rápida. Así uno tendrá una verdadera noción de hacia dónde se dirige el escritor. Así se podrá saber cómo es el planteo (introducción) y cómo fue resuelto (conclusión).
4 - Leer/esquematizar cada capítulo. Leer el título y los primeros párrafos de las primeras páginas para resolver cómo el autor encajó el capítulo dentro de su argumento. Después esquematizar los títulos y subtítulos (si los tuviera) para saber cómo es el flujo de información. Leer la primera oración y la última de cada párrafo. Si entendió la idea, continúe. Caso contrario, léalo completo.
5 - Terminar con el índice de contenidos nuevamente. Cuando los cuatro puntos anteriores se hayan completado vuelva al mapa de contenidos. Realice un sumario mental y complételo con la información que fue sacando a lo largo de todo el libro, sumándole lo que sabe del autor.
Bregman recomienda, además, ir haciendo notas al margen del libro para recordar los párrafos y las ideas más fuertes. De esta forma -dice el autor- uno está comprometido de manera total y holística con la obra. "Tu cerebro está alerta todo el tiempo y estás dispuesto a ver el libro más holísticamente. Tú no sólo lo estás tomando, lo estás resolviendo", indicó el autor.