Junto con el calor del verano llega la desesperación por bajar de peso y poder lucir un cuerpo saludable a la vista de todos. Pero nada es mágico. Y quienes se acordaron en enero de lograr este objetivo deben saber que es necesario seguir una serie de consejos en los que la alimentación y la actividad física son clave.
Asimismo, por el apuro por llegar a la playa en forma no debe perderse de vista la idea de que al igual que en cualquier dieta ordenada se deben realizar cuatro comidas principales y dos colaciones. No sirve saltear comidas.
La licenciada en Nutrición Teresa Cóccaro, del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba) destacó que "la alimentación debe ser balanceada y equilibrada, siempre teniendo en cuenta que en verano hay más posibilidad de deshidratación, por lo que hay que beber gran cantidad de líquidos y elegir los alimentos que nos provean la mayor cantidad de agua posible, como las frutas y las verduras; que además aportan vitaminas y minerales (como el sodio y el potasio que ayudan a mantenernos hidratados)".
La hidratación a base de agua potable es el ítem fundamental del verano ya que no sólo calma la sed sino que también ayuda a mantener la piel fresca y al transporte de nutrientes por todo el cuerpo. "No hay que esperar a sentir la necesidad de beber algo, sino que hay que tomar agua continuamente. Tener una botellita o un vaso lleno siempre cerca, ayuda a que lo logremos", remarcó la especialista.
Tras asegurar que "también se puede consumir líquido en forma de jugos de fruta o licuados, soda, bebidas hidratables, lácteos, infusiones frías (iced tea, mate frío, tereré)", Cóccaro enfatizó: "Lo que se debe evitar son el alcohol, las bebidas dulces y las infusiones calientes".
"Es importante destacar que las carnes, los cereales integrales, los aceites y los lácteos descremados no deben ser eliminados de la dieta -resaltó la especialista-. Cada uno de estos grupos aportan nutrientes fundamentales para el funcionamiento del organismo".
En ese sentido, destacó que las altas temperaturas hacen que naturalmente se eviten ciertos alimentos como los que contienen gran cantidad de grasa, ya que producen retraso en la digestión, dan sensación de pesadez y generan dolores de cabeza.
Algo muy importante y nada menor en esta época del año es conservar la cadena de frío de los alimentos. "No se deben dejar a temperatura ambiente ni guardados en el horno", consideró Cóccaro, quien subrayó que "ingerir alimentos que hayan perdido la cadena de frío puede generar gastroenteritis con diarrea, vómitos y riesgo de deshidratación". De ahí que la recomendación sea conservar siempre la comida en la heladera o en un tupper con congelante.
Opciones para comer fuera de casa
Son varias las alternativas ricas y nutritivas adecuadas para esta época del año que pueden encontrarse en cualquier parador o restaurante. Entre ellas pueden enumerarse ensaladas frescas (vegetales crudos, pollo frío, huevo duro), sándwiches saludables (a base de pan integral, con vegetales, carne o pollo frío y queso), frutas frescas o ensaladas de fruta y yogurt descremado con cereal o frutas o semillas, o bien yogur bebible con frutas.
Entre los snacks saludables la especialista enumeró turrón, frutas secas, barritas de cereal, obleas a base de arroz o alguna golosina que contenga menos de 200 calorías.
"De la carta de bebidas podemos elegir licuados a base de agua y frutas o infusiones frías dietéticas, y como postre, helados de agua", sugirió.
Que nunca falte la actividad física
Con respecto al ejercicio complementar la dieta, Cóccaro destacó que "se debe realizar algún tipo de actividad por media hora al menos tres veces a la semana. Puede ser bicicleta, cinta, salir a caminar, bailar o bien andar en rollers, aunque hay que tomar los recaudos necesarios para no sufrir golpes de calor".
Para esto recomendó evitar el ejercicio en horarios de mucho calor (lo ideal es hacerlo a la mañana temprano o bien después de las 19.30 horas) y mantener una buena hidratación durante y luego de la actividad.