El Ministerio de Trabajo fue sede de un encuentro para evaluar el futuro de los 225 empleados que tiene Sol Líneas Aéreas, que anunció en las últimas horas el fin de sus actividades de manera intempestiva. El anuncio de la compañía ocurrió apenas se conoció que la nueva gestión de Aerolíneas Argentinas ponía fin a un acuerdo que tenían firmado con el objetivo de ampliar la conectividad en el país.
Un subsecretario recibió a directivos de la empresa, así como a representantes de los gremios aeronáuticos, con el propósito de evaluar la situación de los trabajadores afectados a la firma.
Terminado el encuentro, cerca de las 19, Edgardo Llano, secretario General de APA, dijo que la empresa pretende dar indemnizaciones del 50% bajo el argumento de que tuvo que cerrar por razones de fuerza mayor. Sin embargo, el Ministerio observó que no hubo una presentación de quiebra, motivo por el que no cabría atenerse a esos procedimientos, según relató el gremialista. "El procedimiento fue ilegal por las aribitrariedades de la empresa. Es un lock out patronal", aseguró.
Pablo Biró, secretario de APLA, indicó a la prensa que seguirán pidiendo la inmediata reincorporación de los empleados a la aerolínea, "porque no puede dejar de volar". Ambos dirigentes fueron muy críticos con el funcionamiento de la firma, al punto que adelantaron que pedirán que la Justicia investigue por qué continuó vendiendo pasajes cuando sabía que dejaría de operar.
Sin acuerdo, la reunión pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes a las 14:30. Los gremialistas adelantaron que los trabajadores continuarán maniefestándose frente a la oficina comercial de Sol en el aeroparque metropolitano, pero sin afectar a los pasajeros que están en la terminal.
La suerte de Sol terminó de jugarse el jueves, cuando al cabo de una serie de negociaciones la nueva CEO de Aerolíneas Argentinas, Isela Constantini, dispuso anular un convenio firmado por el anterior gestor y dirigente de La Cámpora, Mariano Recalde y su ex director financiero, Pablo Ceriani. El acuerdo consistía en garantizarle a la aerolínea un margen de ganancia de 12% en dólares, a cambio de 210 "horas block" de vuelo, a USD 2600 por hora en cada uno de sus 4 aviones pequeños (de 34 plazas). A raíz de ese intercambio, Sol iba a reemplazar en los próximos meses su flota de aeronaves Saab por los canadienses CRJ, máquinas de mayor porte de 50 asientos.
El contrato, que duró tan solo cuatro meses hasta que fue anulado, representaba 1 millón de pesos por día que salían de las arcas de Aerolíneas Argentinas, que acumula un déficit de 500 millones de pesos. En total, la empresa estatal entregó 125 millones a la aerolínea rosarina, publicaron los diarios La Nación y Clarín.