El último informe de la Asociación Americana de Sociología (American Sociological Association) reveló que las mujeres que trabajan sufren más estrés que los hombres al momento de pensar en los asuntos familiares.
Ese estrés suele venir camuflado bajo la culpa: por no quedarse en casa con los chicos, por permanecer hasta tarde en la oficina o por sentir que, a pesar de todos sus esfuerzos, lo que hacen no es suficiente.
Sin embargo, un nuevo estudio de la prestigiosa Universidad de Harvard daría un paliativo a este sentimiento destructivo. Según la ciencia -basada en estadísticas oficiales- las madres que trabajan tienen hijas adultas con más éxito.
Harvard se caracteriza por realizar profundos análisis, que no queden en muestras de un momento; más que una fotografía realizan documentales científicos en papel. Y este no es la excepción. Para su producción, recolectaron datos a través de 24 países por un período de diez años, de 2002 a 2012.
Mejores carreras, salarios y relaciones
Además, la investigación reveló que las hijas de madres trabajadoras no solo tienen carreras más satisfactorias -con respecto a aquellas educadas por madres que se quedaron en sus casas- sino también poseen salarios más altos y generan vínculos más sanos entre ellas.
Otra de las grandes revelaciones fue que en los países donde el trabajo femenino encuentra barreras -como EEUU o el Reino Unido- los índices de las hijas exitosas son casi tan buenos como las de otras mujeres, que tienen mayores facilidades sociales para trabajar, como en Finlandia y Dinamarca.
Además, los hijos adultos -de madres trabajadoras- también son más propensos a "pasar más tiempo al cuidado de miembros de la familia". Según los investigadores, esto es un indicador que "los varones experimentan un beneficio positivo de la exposición a un amplio conjunto de modelos alternativos y no los roles de género tradicionales".
El fin de "la culpa de mamá"
Para los autores, los hallazgos "deben producir mejores políticas de cuidado infantil" para ayudar a los padres trabajadores. La razón es que una de las principales barreras para las mujeres regresen al trabajo es el alto costo de la guardería.
"Esta investigación ayuda a justificar la necesidad de formular políticas para hacer el cuidado de niños un precio más razonable y asequible para los padres que trabajan", explicó Kathleen McGinn, una de las principales investigadoras.
Los descubrimientos más sorprendentes:
- Las hijas de madres trabajadoras tuvieron, en promedio, un sueldo 4% más alto que sus compañeros. Además, eran más propensas a ser promovidas a puestos directivos.
- Uno de cada tres hijas estaban en puestos de dirección, en comparación con sólo una de cada cuatro de las que tienen madres que no trabajan.
- Eran un 16% más propensas a mantener la responsabilidad de supervisión en sus puestos de trabajo.
- Además, si bien pasaron menos tiempo realizando tareas del hogar, esto no tuvo efecto sobre su participación en el cuidado de la familia.
- No se encontraron efectos significativos del empleo materno en los hijos adultos, lo que sugiere que las madres trabajadoras proporcionan modelos de conducta que afectan a las actitudes y decisiones de género de sus hijas sin los correspondientes efectos negativos sobre sus hijos.
- Los hijos de madres empleadas reportaron pasar unos 55 minutos más en el cuidando semanal de sus propios hijos, en en comparación con aquellos que tuvieron madres amas de casa.