El curioso hecho se registró el pasado 24 de diciembre durante un partido entre el Club Athlétique Bizertin y Avenir Sportif de La Marsa que se disputó en el estadio 15 de octubre, con capacidad para 20.000 espectadores.
Los dos equipos, que buscan lograr un lugar entre los tres primeros de la Championnat de Ligue Profesionelle 1, con el objetivo de ingresar a la Copa de las Confederaciones CAF, disputaban un cerrado encuentro que al momento del incidente estaba igualado en cero.
En pleno partido, el árbitro, Yassin Hroh, detuvo el juego al no poder contener las lágrimas por los insultos que eran proferidos por los "Ultras", la hinchada del conjunto local. Al observar esta situación, los futbolistas se acercaron al juez y lo animaron para poder continuar.
"Al escuchar esos insultos es muy complicado no ponerse a llorar", señaló el Hroh tras el encuentro.
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En ese sentido, explicó que "a nadie le gusta escuchar que su madre es insultada".
El partido finalizó con victoria del Bizertin por un gol de penal de Ouanness.