"Termina el gobierno de una presidenta en Argentina, que dice haber tomado la bandera de los derechos humanos como uno de sus ejes, y no movió un dedo cuando aquí en Venezuela, su amigo Maduro los violaba en forma flagrante. Como madre y mujer estoy muy desilusionada con Cristina Kirchner".
A su lado, en cambio, Lilian Tintori de López, la militante y muy activa mujer de Leopoldo, prefería "hablarle al pueblo argentino y su futuro y no al pasado", por eso se refería al triunfo reciente de Mauricio Macri con la esperanza que pueda provocar un efecto dominó, que este Domingo se verifique en las elecciones legislativas de este país, para luego expandirse por toda la región.
"No se trata de izquierdas ni de derechas, como nos quieren hacer creer. Se trata de volver a la normalidad, reconocer la voluntad popular y del respeto o no las derechos humanos básicos", agregaba la rubia madre de dos hijos.
Ambas parientas de López, se sumaron a Mitzy Capriles de Ledezma, la mujer del detenido Alcalde Mayor de Caracas y a Evelín Trejo de Rosales, alcaldesa de Maracaibo y mujer del también privado de la libertad Manuel Rosales, ex Gobernador del estado Zulia y candidato a la presidencia en el 2006, en una muy emotiva charla ante los casi 100 observadores internacionales convocados por la opositora Mesa de Unidad Democrática para tratar de forzar que el gobierno acepte el resultado del comicio de este fin de semana, cualquiera sea. Relatos propios de otras épocas y otros sistemas, ya por suerte abandonados en la mayoría de los países de la región, sobre la vida y penurias de verdaderos presos políticos del régimen chavista en su versión más autoritaria encabezada por Nicolás Maduro.
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Socialistas, liberales, demócratas cristianos, social demócratas, la mayoría miembros de los parlamentos y directivos de ONGs de los diferentes países latinoamericanos, España y Portugal han inundado la capital venezolana y se disponen a viajar por diferentes estados y municipios del interior a los efectos de velar por la transparencia de una elección, que promete ser muy complicada.
El gobierno presiona a full, usando todos los medios a su alcance: aparato, dineros públicos, televisión y radio, fuerzas armadas, policía, grupos de choque, todo tipo de artimañas para tratar de evitar una muy temida derrota, casi cantada, no solo por lo que dicen todas las encuestas, sino también consecuencia de la muy mala situación económica y social, escasez de todo tipo de productos básicos incluida, lo que ha provocado que vastos sectores que normalmente se inclinaban por el oficialismo estén pensando realmente en cambiar su voto.
En medio de la veda, las eternas cadenas nacionales del presidente, que apela a cualquier recurso, insultando y atacando a los opositores, con poesía y canciones de muy mal gusto y violando en forma increíble la veda electoral. Algo que ya es moneda corriente en este régimen que cada día que pasa se parece más a una versión caribeña de las autocracias de detrás de la cortina de de hierro. Aquellas que cayeron como una breva madura a fines de los 80, después de la implosión del Imperio Soviético dirigido autoritariamente desde Moscú.
Maduro va creando un clima muy complicado, preparando el camino para una situación que sabe difícil. Si el pueblo decide darle la espalda, no le será nada fácil aceptarlo y tolerarlo. Es altamente probable que apelen a desconocer el resultado electoral y decidan seguir adelante con sus planes revolucionarios.
Paradoja existencial de este tipo de regímenes que dicen representar la voluntad popular, que muchas veces gozan de legitimidad de origen y justificación política por los abusos de los sistemas preexistentes, pero que casi siempre terminan eternizándose en el poder, desarrollando esquemas retorcidos y artificiales de control de las economías y de las sociedades, con alta y descontrolada corrupción y que finalmente terminan poniendo en práctica una autocracia, con presos políticos y asfixia de las libertades individuales, en definitiva construyendo algo mucho peor que lo que vinieron a reemplazar.
Lamentablemente, la Venezuela actual con sus prisioneros de conciencia, por los que piden y claman sus mujeres y madres, como Lilian Tintori y Antonieta Mendoza se acerca cada vez más a este triste modelo ya fracasado en prácticamente todos los rincones del planeta.