"Si una situación es definida como real, esa situación tiene efectos reales"
Mas allá de la gran cantidad de análisis y reflexiones que se pueden hacer acerca de este resultado a favor de Cambiemos, que deja un mapa de Capital, Provincia de Buenos Aires y Centro en manos del partido liderado por Mauricio Macri y a él mismo como Presidente, creo que el gran ganador de la jornada es el espíritu de invencibilidad que se instaló en todos nosotros.
Hoy se vivió un ballotage con aires de final de Copa del Mundo y festejos acordes.
En cualquier empresa exitosa se sabe, que el incentivo a los empleados es fundamental para que éstos rindan más y mejor. Que trabajar motivados hace que las tareas y los resultados sean óptimos. Que la excelencia está vinculada con la pasión y el esfuerzo.
Instalar un discurso político basado en el optimismo y la unión, diametralmente opuesto al cerrado y dirigido que escuchamos estos últimos años, no es solamente refrescante para aquellos que queremos otro tipo de dirigentes, sino también inclusivo. Es sentir por primera vez en mucho tiempo que aquello que nos divide puede ser nuestra ideología, mas no quienes nos gobiernan. El Presidente es de todos. Y no de aquellos que comulgan.
Creo que ni siquiera en sus sueños más ambiciosos Mauricio Macri pensó conseguir todo lo que logró.
Y creo también que mucho tiene que ver en esto la confianza y la felicidad que supo transmitir durante su campaña.
En un momento clave de nuestra historia cuando la ausencia de líderes positivos es tan evidente, el surgimiento de alguien que nos palmea el hombro y nos dice que todo va a salir bien es recibido como vaso de agua por un viajero en el desierto. Somos un pueblo sediento de calma y nuevas oportunidades.
El cambio de paradigmas está a la vuelta de la esquina. Y hoy apenas vislumbramos lo que vendrá. Mauricio Macri como presidente electo baila, llora. Invoca y recuerda a sus amigos, a sus padres, a su mujer, a sus hijos. Es humano. Es como vos o como yo.
Y así como hoy nace una nueva historia, es todo un desafío desinstalar conceptos arraigados por años.
Tratar de no volver a enojarnos. Porque estuvimos años indignados. Y ya no tenemos más ganas de estarlo. Hay mucha expectativa puesta en todo este grupo de nuevos gobernantes. Mucho corazón. Muchas ganas de que hagan aquello que prometieron. Porque ya demostramos que nosotros estamos cerca. Que podemos cambiar la historia y que siempre tenemos la última palabra. Hoy, la alegría no es una sensación. Ojala mañana tampoco.
¡Vamos Argentina, carajo!