La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 20 de noviembre como el "Día Universal del Niño" para promover su bienestar y reconocer la labor de quienes trabajan por transformar su vida.
Y con la premisa de que es necesario proveer a los niños las oportunidades que les permitan desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente de una forma saludable y natural, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) crearon una serie de recomendaciones para cubrir los requerimientos nutricionales de los niños.
"La educación alimentaria es una herramienta de empoderamiento para las familias y sus comunidades, brindándoles instrumentos que les permitan tomar decisiones que favorezcan la salud de los niños a través de una nutrición apropiada", consideró la health coach Rocío Río de la Loza, para quien "para prevenir la obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes, es trascendental que los niños y los adultos encargados de su cuidado comprendan conceptos claves como las calorías, de dónde vienen los nutrientes, los beneficios de cada uno de los grupos alimenticios y los hábitos que pueden adoptar para llevar un estilo de vida saludable".
Se debe tener presente -según insistió la especialista- que "la energía y los nutrientes provienen de los alimentos, y a falta de estos es posible enfermar o morir". "Por su parte, las calorías representan el poder energético de la comida. La energía proveniente de las calorías se utiliza para realizar funciones como respirar, crecer, hacer la digestión y caminar, entre muchas otras", remarcó.
Si bien el número de calorías o la cantidad de energía que requieren los niños depende de su edad, sexo y actividad física, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la FAO comparten los requerimientos de energía para los niños:
Para comenzar, las recomendaciones de la OMS para un buen desarrollo infantil indican lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida e iniciar con la alimentación complementaria a partir del sexto mes, manteniendo la lactancia hasta los dos años de edad o más.
"La FAO propone una dieta equilibrada que incluye carbohidratos, proteínas y grasas. Estos se conocen como macronutrientes porque son sustancias que se requieren en grandes cantidades para las funciones fisiológicas naturales del cuerpo", explicó Río de la Loza, y diferenció: "Los micronutrientes se requieren en pequeñas cantidades y son las vitaminas, los minerales y otros fitonutrientes".
Así, entre los macronutrientes, la ingesta diaria de carbohidratos debe ser de 45/65% y con cuatro calorías por gramo aportan fibra dietética y son la fuente principal de energía. Imprescindibles para el funcionamiento de las células y la actividad cerebral. La fibra mejora la digestión y previene enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer y disminuye el colesterol.
Las proteínas, en tanto, construyen y reparan los órganos y tejidos, crean defensas contra enfermedades, forman hormonas y enzimas y proporcionan energía. Debe ingerirse 10/30% diario y aportan cuatro calorías por gramo.
Y las grasas proveen ácidos grasos esenciales para los tejidos, sumamente necesarios para el cerebro, transportan vitaminas (A, D, E y K), protegen a los órganos y se transforman en energía. Con una ingesta diaria de 25/30 %, aportan nueve calorías por gramo.
En qué alimentos se encuentran los macronutrientes
Carbohidratos: frutas, verduras, cereales, productos de granos enteros como pan integral, tubérculos, legumbres, jugos naturales, miel, azúcar, yogurt, leche, etc.
Proteínas: carnes rojas y blancas, huevo, pescado, mariscos, embutidos y productos lácteos. Existen alimentos de origen vegetal que aportan cantidades importantes de proteína como legumbres, granos enteros, nueces y semillas . Cuando se combinan legumbres y cereales, como una sopa de lentejas con una rebanada de pan integral, se pueden sustituir a las proteínas de la carne.
Grasas: manteca, leche y demás productos lácteos (manteca, margarina, aceites vegetales), yema de huevo, mayonesa, carnes con grasa, coco, cacao, nueces y semillas.
"Para conseguir que los niños tengan estilo de vida saludable se recomienda adoptar buenos hábitos alimenticios y de actividad física desde temprana edad puede prevenir obesidad y otros problemas de salud en el futuro de los niños", recomendó Río de la Loza, quien recordó que "los primeros años de vida de los niños son los que marcarán su conducta alimentaria".
Y finalizó: "Por esto es necesario que los padres les inculquen desde pequeños estos hábitos alimenticios y realizar deporte de una forma regular. La mejor forma de cuidar la salud y evitar enfermedades como la obesidad es prevenir con una correcta educación alimentaria".